De juramentos y sentencias

Casi todos han optado por la fórmula del juramento, y casi ninguno ha puesto la mano sobre la Biblia . Pero ha habido excepciones. Por ejemplo, los diputados Ana Belén Blasco (PSOE), Manuel Torres (PP) y el representante político de mayor edad, Guillermo González (PP), han preferido poner las dos manos, una sobre cada libro; fueron los únicos que tocaron la Biblia , y los tres optaron por el juramento.

Las fórmulas elegidas por los diputados han sido las convencionales, con las habituales variantes que suelen hacer los cargos públicos de Izquierda Unida , que suelen incluir la expresión «por imperativo legal», algo así como cruzar los dedos a escondidas, pero a la luz de todo el mundo. Así lo hicieron, por ejemplo, Alba Doblas y Ramón Hernández , que además se extendieron con reflexiones sobre la igualdad. También se puso creativo Rafael Saco , portavoz de Vox, con un sonoro «por España, sí, juro».

Y a la hora de los discursos los diputados quisieron hacer gala de sus conocimientos, con numerosas referencias a sentencias de escritores, pensadores y filósofos; algunos rozaron la pedantería. Así, hubo alusiones a la cultura patria con Séneca , el poeta cordobés Manuel Reina o Antonio Machado , del que se cumplen 80 años de su muerte. Otras fueron más rebuscadas, como las que aludieron l historiador romano Salustio , la escritora Simone de Beauvoir o el filósofo británico Cyril Joad . Este último, por cierto, era una estrella mediática a mediados del siglo XX hasta que fue cazado en autobús sin pagar el billete. Todo un ejemplo a no seguir por los diputados.