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Pasar el rato

El hermano García

Con un enemigo como él, la Iglesia católica cordobesa pierde prestigio

Pedro García, durante el debate previo a las elecciones municipales de 2019 Valerio Merino
José Javier Amorós

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Al señor García no le gusta la Iglesia católica. Dios debería reflexionar. Uno de los más destacados representantes del pensamiento mínimo en Córdoba, el concejal comunista Pedro García , ha dedicado recientemente su inteligencia a la «minoría extranjera» propietaria de la Mezquita-Catedral ... . Los tribunales españoles han decidido que debe reponerse la celosía de la segunda puerta del más característico templo cordobés, que el Cabildo quitó para que pudieran entrar los pasos de Semana Santa . El Cabildo actuaba con autorización de la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía y de la Gerencia Municipal de Urbanismo de Córdoba , que en aquel tiempo presidía el riguroso concejal . Para García, la pureza de su consentimiento estuvo viciada por la imposición de un «aparataje administrativo» superior, al que no le fue posible resistirse. Uno, que viene del Derecho Canónico y ha aprendido a desconfiar del clero, sospecha que García pudo ser torturado por un diácono con la lectura de poemas de San Juan de la Cruz, que no entendía; y que una catequista furibunda amenazó a su familia con obligarla a asistir por la fuerza a la misa dominical , sermón de veinte minutos incluido. Eso formaría parte de lo que él mismo, con su legendario dominio de la lengua española, llama «un complot absoluto con el Cabildo y con los que querían retirar la celosía». Era demasiado para un simple comunista, y tuvo que ceder. Pero con protestas, que forman ya parte de la memoria democrática de Córdoba.

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