Gobierno Humpty Dumpty

Algunos tendrían que comprender que la ciudadanía, en su mayor parte, rige sus vidas por razones alejadas de la ideología y la política. Por ello a muchos les coge muy lejos eso de verse obligados a dejar de llamar a la calle Cruz Conde por su nombre para tener que vestir ahora la toga romana que le dé sentido a la nueva denominación.

Lo cierto es que el nombre del alcalde cordobés ha sido superado en la mente del ciudadano de a pie que tan solo asocia el mismo a una de las arterias principales de su ciudad. Y en el imaginario colectivo tal nombre está íntimamente vinculado a la prestancia de sus edificios , a la elegancia de la hechura de la calle y al bullicio al que ésta se presta. Podríamos afirmar, sin temor a equivocarnos, que nadie en Córdoba es capaz de ver tras el rótulo de calle Cruz Conde la imagen de un señor bajito con bigote y voz atiplada de nombre Francisco y de apellido Franco. Ya sé que muchos optarán por refutar este argumento aduciendo que no se puede rendir homenaje a un alcalde franquista que bla-bla-bla, bla-bla-bla,... pero es que nadie otorga ese valor o significado al rótulo porque éste ha superado hace tiempo al personaje que lo originó.

Son ya varios los lustros que los ciudadanos de a pie llevamos soportando esa inadmisible compulsión de la progresía a re-significar la realidad. Hasta el gorro estamos de tener que re-denominar el mundo mediante espúreos inventos del TBO que nos obliguen a decir «todos y todas» o que nos exijan comulgar con ruedas de molino para negar que hay niños y niñas porque lo que existen son criaturas que a posteriori elegirán su sexualidad una vez liberados de los estereotipos sociales que predeterminen su identidad: la negación de la biología es uno de los artefactos ideológicos más insoportables que la progresía ha traído bajo el brazo. Así se las gastan estos artistas re-denominadores, re-conceptualizadores, revisionistas y perfectamente petulantes.

Trece calles. Ése es el número de rúas rotuladas con nuevos nombres que nos tendremos que aprender a partir de ahora para satisfacción de esta «nueva vieja izquierda».

Vale aquí traer un fragmento de la novela «Alicia en el País de las Maravillas» del genial Lewis Carroll para entender de qué estamos hablando:

«Cuando yo uso una palabra —insistió Humpty Dumpty con un tono de voz más bien desdeñoso— quiere decir lo que yo quiero que diga... ni más ni menos.

La cuestión —insistió Alicia — es si se puede hacer que la palabra signifique tantas cosas diferentes.

La cuestión —zanjó Humpty Dumpty— es saber quién manda ... eso es todo».

Pues sí señores, hete aquí a una izquierda Humpty Dumpty que impone sus criterios ideológicos porque «la cuestión es saber quien manda aquí... eso es todo ».

Ahora bien, lo de iluminar la calle Cruz Conde (que es lo que realmente importa al ciudadano) ya lo dejamos para otro día: antes han de crear una pre-comisión que dé pie a un pre-poyecto lumínico sostenible que anteceda a una comisión intersectorial provisional.