Suscríbete a
ABC Premium

Cartas a Córdoba

La piel de Medina Azahara

Del desprecio de los saqueadores, la ciudad renace de sus cenizas y es hoy admirada mundialmente

Una mujer fotografía la casa de Yafar en Medina Azahara Valerio Merino
Francisco Solano Márquez

Esta funcionalidad es sólo para registrados

Querida Córdoba: Tienes una joya en la falda de la Sierra, olvidada durante siglos, que se llegó a confundir con la Córdoba romana, fíjate que disparate. Su identidad se borró hasta el punto de que los terrenos, transformados en dehesa de ganado, se conocían como « ... Córdoba la Vieja». Los restos de la ciudad, que fue símbolo y emblema del poder califal en tiempos de Abderramán III , su constructor, fueron un almacén de materiales de construcción al aire libre, tras su destrucción por los bereberes en 1010, así que permaneció menos de un siglo en pie, qué dolor, Córdoba. Los saqueadores se llevaban impunemente sus sillares, fustes y capiteles para incorporarlos a iglesias y palacios. San Jerónimo se construyó con piedras de allí. Y en la Giralda hay capiteles de la misma procedencia, muchos. Pero los expoliadores despreciaban la piel del palacio, es decir, los atauriques con decoración vegetal que revestían arcos y salones. Menos mal, pues gracias a aquel desprecio Medina Azahara va renaciendo de sus cenizas y el mundo la admira hoy como Patrimonio de la Humanidad , el cuarto que ya sumas, Córdoba, un póker.

Artículo solo para suscriptores

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comparte esta noticia por correo electrónico
Reporta un error en esta noticia