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Cartas a Córdoba

Julio Romero en su patio jardín

Hay que entrar en él con el mismo recogimiento que a un santuario

Patio de la casa natal de los Romero de Torres ABC
Francisco Solano Márquez

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Querida Córdoba : Entré en la casa de los Romero de Torres , abierta días pasados fuera de concurso, para ver un año más su patio jardín, que me traslada a otra época. Al cruzar ante la puerta del Museo, imagino a Rafael, ... el hijo del pintor - Rafalito , como le llamaban cariñosamente-, que se emocionaba hasta las lágrimas cuando los grupos de turistas sudamericanos atravesaban el umbral canturreando ‘ La morena de mi copla ’, música de Carlos Castellano, que casi nadie sabe que nació en Montalbán. La entrada era entonces gratuita, porque los Romero de Torres Pellicer no querían comerciar con el recuerdo y el arte de su padre, al que veneraban casi como a un dios, y se sentían pagados con los elogios que los visitantes dedicaban a ‘La Chiquita piconera ’, por citar su cuadro más popular. Vivían con una austeridad franciscana rayana en la pobreza, y aun así su empeño era adquirir nuevas obras del pintor con las que engrosar los fondos del museo donado a la ciudad, a ti, Córdoba. ¡Qué desprendimiento, cuando podrían haber nadado en la riqueza con solo vender alguno de aquellos lienzos memorables!

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