Dejarse de pegos

Existe una discusión sobre el origen y uso cordobés de la palabra «pego», discusión que es muy cordobesa en sí misma y que requiere de unos mediecitos de mollate y su poquito de barra de bar o peña. Las peatonalizaciones y el movimiento vecinal se gestan así y se rubrican con un concurso de dominó en El Arenal subvencionado por los cordobeses que ni juegan al dominó ni toman medios, entre otros. Sin querer abordar la polémica sobre si el pego se debe a un francés pegoso o al pegote utilizado en el juego de naipes para hacer trampas, lo cierto es que los últimos años municipales se han visto desbordados por pegos, pegoletes, chuminás e incluso chuminás de La Carlota, que nos llegaron al modo colonizador.

Bellido, por tanto, ha levantado acta y ha dicho lo que muchos cordobeses vemos, observamos y sufrimos: se ha hecho del pego una manera de vivir del erario público mientras la vida sigue y prospera en Málaga, por ejemplo, que es faro que dirige a don José María, según ha confesado mostrando su admiración por Francisco de la Torre , alcalde incombustible por poco o nada pegoso.

De todas maneras, el que esté libre de pegos, que tire la primera encuesta electoral . Convendría recordar aquí como el partido del señor Bellido es proclive a los pegos, sobre todo a los pegos progres, y cómo hemos asistido a mucho acto pegoso en el mandato popular más reciente. La Medalla de la Ciudad a los de los desahucios, sin ir más lejos, por aquello del tirarse el pego solidario que tanto preocupa a los acomplejados que no tienen claro ni lo que defienden ni lo poco o nada que deben importarles lo que diga el de enfrente mientras desatiende a su electorado con pegoletes y progresías.

Lo que sí está claro es que José María Bellido no sólo es el primer candidato anunciado sino que es un candidato con la campaña casi hecha -por los adversarios- a base de pegos, los que van a desalojar al cogobierno de la casa consistorial. Lo malo es que muchos de estos pegosos y pegosas se quedan en la oposición viviendo de nuestros impuestos, que no es ningún pegolete. Y dando ruedas de prensa sobre pegos para que nuestros compañeros de la prensa tengan algo con lo que rellenar.