LIBRE DIRECTO
Córdoba, ciudad de leyendas
De las historias que se han contado de generación en generación, algunas tienen un poso de verdad
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Iniciar sesiónOrganizada por la empresa Érase una vez Córdoba y por la Fundación PRASA , se ha desarrollado en nuestra ciudad la Semana de las Leyendas , con conferencias y visitas guiadas. Junto al caudal de historias y tradiciones que brindan los casi ... 2.200 años de existencia de nuestra ciudad, conviene no olvidar las leyendas que enriquecen también el alma eterna de Córdoba, transmitidas de generación en generación , muchas veces por vía oral. Además, las leyendas, ya se sabe, siempre tienen un poso de verdad .
Quizás la más antigua, ambientada en el siglo X, es la de los Siete Infantes de Lara , el cantar de gesta castellano que narra las desventuras de Gonzalo Gustioz y sus siete vástagos, cuyas cabezas terminaron colgadas en la calleja de los Arquillos, en espera de que Mudarra , el postrer hijo habido por Gonzalo en su cautiverio cordobés, vengase la traición , que siempre anida cerca de uno.
Conocida es también la leyenda del crimen de los comendadores, la venganza de un marido cornudo y despechado , el señor de Belmonte , que acabó en una noche de sangre con las vidas de su mujer Beatriz , una criada y dos comendadores de l a orden de Alcántara , en su palacio de la plaza del Conde de Priego . Esta vez la leyenda es real y sucedió en una madrugada del verano de 1448.
La leyenda del caimán del santuario de la virgen de la Fuensanta resuena hasta nuestros días, tanto como las campanitas de barro de la Velá , donde tan cordobés es visitar a la patrona como al saurio disecado.
Y quién no ha pasado por el Palacio de Orive y mirado a su ventana por si veía una dama de 17 años vestida de blanco, la Encantada , que se perdió en las entrañas de la casa por curiosa y ambiciosa.
A poco de erigirse el Cristo de los Faroles , en 1794, un embozado anónimo comenzó a visitarlo fugazmente cada noche.
El alma en pena acabó mostrándose el último día a los capuchinos del vecino convento como el capitán general de las tropas españolas en Cuba , que acudía al Cristo para agradecerle lo salvase de un asalto armado que sufrió en esa plaza y a la misma hora de sus visitas.
José Manuel Morales y sus rutas de la Córdoba misteriosa nos adentran en muchas calles con leyendas medievales y renacentistas, sin olvidar las que surgen de las actuales Facultades de Derecho y de Filosofía y Letras , deudoras ambas en sus facetas espectrales de sus pasados como Casa Cuna y Hospital , respectivamente.
La Mezquita-Catedral es pródiga en leyendas como la cruz que haría con su uña un cautivo cristiano y cuya columna se venera desde 1581. O como, el buey que reventó, bajo el púlpito del Evangelio, que en realidad representa al evangelista Lucas . Los pasadizos subterráneos de la Mezquita supuestamente llevarían hasta Medina Azahara y el califa los recorrería cabalgando.
En el altar de San Cristóbal la leyenda afirma que, entre la pierna y el bastón, existe una difuminada imagen de la Virgen María, que nadie ve a la primera. Solo si está en estado de gracia y le reza un padrenuestro al santo. Ese es el momento de pedirle tres deseos personales y uno de los tres será concedido. En su defecto, con únicamente el rezo, ese día uno no morirá.
Cerca de allí está una columna de mármol negro , estriada, de la que se dice que, frotándola con una moneda, olía a azufre, como a huevos podridos , lo que la conectaría directamente con el infierno. Tanto se frotó que han tenido que ponerle una cubierta protectora. Los componentes químicos de la columna explican los olores…
Y la gran fuente del Patio de los Naranjos tiene en una de sus esquinas un caño de agua y el único olivo del lugar.
La leyenda nos cuenta que las mocitas casaderas debían beber agua de la fuente si querían contraer matrimonio: «A la fuente del olivo / madre llévame a beber / a ver si me sale novio / que yo me muero de sed. / A la fuente del olivo / yo me fui a beber / y en vez de salirme novio / me salieron treinta y tres».
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