PUERTA GIRATORIA

Canción de amistad

El regalo es demasiadas veces la sustitución de aquello que no supimos dar en un abrazo, en una palabra al recato impuesto de nuestras emociones

Público en un centro comercial de Córdoba Valerio Merino

21/12/2018 a las 08:22h.

En estos días, la visita a cualquier gran superficie no depara sorpresa alguna. Colas ante las cajas registradoras y miradas sometidas al ritmo del consumo roban todo el encanto a estas incursiones prescindibles y a la vez repetidas cada año, como muestra de debilidad ... y escasa rebelión por nuestra parte. Adocenados y solícitos, cumplimos el trámite del detalle y el cumplido sin adentrarnos en la dimensión incomprendida del regalo, el presente del que ignoramos su significado profundo y nos servimos de él sin bucear en su sentido más humano.

Tú eres importante para mí, me hago presente para ti con este objeto para que cuando lo veas recuerdes la belleza que representa tu existencia en la mía. Justo esto es lo que me resumió un vecino de Jaén en la cola de la caja. El hombre llegó apresurado y con decisión me pidió si podía « colarse ». Necesitaba comprar un disco de inmediato, de manera que al llegar el cantante y autor de tal producto pudiera estampar su firma entre los claros del librito donde rezan las canciones. Era una persona de aspecto bonachón y apacible, en él sobresalía el nerviosismo de la inminente llegada del cantante al que esperaba. Ante mí, otra persona accedió a esperar un poco más para que él cumpliera su propósito urgente.

En poco más de un minuto, el compact disc le pertenecía y antes de celebrar su gesta se dirigió a nosotras. He hecho casi cuatrocientos kilómetros para llegar hasta aquí, nos dijo, soy de Jaén, apuntó, pero he debido ir a un pueblo de Granada para recoger a mi amiga, que es la que verdaderamente tiene interés en conseguir el disco y ver al cantante. Ya se lo he regalado, prosiguió, y ahora, al ser los primeros, podrá hacerse una foto con nosotros. Ella se merece una sorpresa así. Era la expresión de un niño sorprendido en la mejor versión de sí mismo, confortado en la micra de felicidad que le proporcionó nuestra aprobación y nuestro alago. En este mundo opaco a la luz de la verdadera alegría, saber que hay personas que hacen de lo pequeño una fiesta, nos alumbró sobremanera.

Había mucha autenticidad en sus palabras y la emoción asomó por unos segundos a su garganta cuando reconocimos su capacidad para la amistad sincera. Quién sabe qué quedaba detrás del discreto logro de comprar un disco para que lo firmara un cantante en promoción. Cuando la vida se expone con la franqueza y rotundidad de este hombre se acaba por entender los pocos riesgos que estamos dispuestos a asumir, incluso por quienes nos acompañan en la vida, a los que nunca nos hacemos presentes en toda nuestra capacidad de cariño, porque el regalo es demasiadas veces la sustitución de aquello que no supimos dar en un abrazo, en una palabra al recato impuesto de nuestras emociones.