PUERTA GIRATORIA
Un cambio vigilado
No va a ser fácil formar equipos en una Administración plagada de partidismo
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Iniciar sesiónUna vez consumado el pacto que permitirá la investidura de Juan Manuel Moreno como presidente de la Junta de Andalucía les confío mis dudas sobre un cambio que pueda resultar un espejismo. Hay modelos políticos como el llevado a cabo en Andalucía ... durante treinta y seis años que se caracterizan por su eficacia en el reclutamiento de adeptos capaces de pulverizar toda estructura posterior a fuerza de una negación constante de lo nuevo.
Si el relevo gubernamental es un hecho, los pilares de esa estructura pueden quedar impermeables a este cambio y constituirse en una oposición funcional, desde dentro. Les hablo de agencias públicas, empresas y fundaciones donde la Junta ha ejercido en toda su extensión su capacidad de adhesión inquebrantable. Una capilaridad a la que tendrán que enfrentarse gestores intermedios.
Antes de que se conozca el nombre de consejero sustituto, habrá quien monte guardia ante las delegaciones territoriales a base de torpedear la negociación, incluso, del proveedor del agua fresca. Hasta aquí no llega el mensaje de la alternancia , ni tiene porqué entenderse el equilibrio de fuerzas que ha interrumpido la inercia de tanto tiempo. En esta parte de la Luna se ha vivido siempre con la certeza de un camino interminable y no están los ánimos para explorar senderos. Se trata, sospecho, de poner bridas y ralentizar el proceso de cambio que han solicitado los andaluces en las urnas.
Muchas de las personas que pueblan la nómina de trabajadores de la Junta tienen interés por la adaptación a la posible renovación de modos y métodos que anuncian los nuevos gobernantes, pero reconocen ser más que juncos, robles anquilosados en un terreno cultivado durante cuatro décadas de socialismo.
En las pasadas navidades se han celebrado comidas de despedida de jefes de servicio respecto a sus más inmediatos colaboradores, dejándoles quizás la semilla del inconformismo . Mucha tarea requerirá la reconversión de trabajadores identificados con la casa y presumo que de poco servirán las directrices de los nuevos inquilinos, al menos al principio. Los nuevos huéspedes serán recibidos con la lealtad comprometida en sus cargos de funcionarios, pero con el resabio del que ofrece la casa a un enemigo lejano, al que nunca pensaron dar acogida. Llegará el personal de confianza de los nuevos consejeros y delegados; la adaptación no será fácil, si es que la apuesta de cambio interviene hasta el extremo que anuncian.
Hacia los gobiernos inesperados existe ese recelo inicial, la reserva por ver si se trata de una estancia corta hasta regresar al punto de partida. No será fácil formar equipos en una administración trufada de partidismo , habrá almacenada demasiada experiencia sobre procederes antiguos como para mostrar cordialidad con lo que se avecina, no vaya ser que en muy poco tiempo, un máximo de cuatro años, otra vez regrese « lo de toda la vida » y les sorprendan atendiendo a dos patronos.
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