Pasión en Córdoba
Treinta centímetros para un nuevo horizonte: cuando el Descendimiento de Córdoba pudo llegar hasta Deanes y la Catedral
La reforma que realizó José Carlos Rubio evitó el largo rodeo que debía dar la hermandad para regresar e hizo posible la estación de penitencia en el primer templo
Las imágenes de la procesión del Descendimiento del Viernes Santo en Córdoba
Córdoba
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Iniciar sesiónEl Descendimiento volvió a la parroquia de San José y Espíritu Santo a las 2.30 de la madrugada en el año 2000. Era lo habitual en aquel tiempo. Lo hizo después de un largo rodeo para regresar.
La carrera oficial terminaba ... en las Tendillas, y desde ahí el cortejo buscó la calle Málaga, la plaza de San Juan y Barroso para salir más tarde a la Compañía y bajar por María Cristina a la calle de la Feria, que ya había tomado a la ida. Desde ahí buscaba el Puente Romano para volver a casa.
Era un camino largo distinto al que hacían las otras dos cofradías de la margen izquierda, y lo era porque el paso del Cristo del Descendimiento era demasiado ancho para pasar por las calles Conde y Luque y Deanes.
En el año anterior, en 1999, había regresado por la Trinidad, Lope de Hoces, la Victoria y Fleming, también un rodeo considerable. Sí pudo hacerlo al año siguiente, cuando aquel viejo trono, sin dejar de ser el mismo de siempre, se sometió a una profunda reforma que realizó en su taller José Carlos Rubio, y que mantuvo su impronta para darle nuevas dimensiones.
Era el reto que le había puesto la cofradía, que sentía la necesidad de un cambio estético y funcional, pero que a la vez deseaba mantener en algo su impronta.
El paso que en 1949 había tallado Antonio Corrales León, autor sevillano residente en Córdoba, fue durante décadas de los pocos dorados en las hermandades.
Las medidas
Perdió 30 centímetros de ancho, ya que pasó de los 278 a los 248, y se hizo también más largo, de 460 a 492. Esto hizo posible el paso por la estrecha embocadura de la Judería.
José Carlos Rubio respetó la esencia del paso y mantuvo las cabezas de los evangelistas de las esquinas, tan características, aunque las hizo nuevas y a escala más pequeña.
Sí se cambiaron los candelabros arbóreos de entonces, muy rígidos, por unos más movidos y curvos. Se añadieron cartelas y óvalos, y permaneció mucho de la esencia de los respiraderos, aunque cambiando la ochava lisa por una esquina tallada.
Aquel 2001 el paso salió con maniguetas nuevas, pero en madera lisa, porque había que empezar con un nuevo dorado de mayor calidad, que se completó en los años siguientes.
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El cambio fue inmediato para la cofradía, que aquel año entró media hora antes, a las 2.00. Pudo haber sido más rápido, pero la hermandad quiso hacer estación de penitencia en la Catedral y no pasar sin entrar en busca de su templo.
El Viernes Santo fue, así, el día con más cofradías en la Catedral, cuatro de las cinco, y cuando se sumó los Dolores, en 2008, siguió abriendo el camino que terminaría con la carrera oficial.
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