La Salud pisa las calles de Córdoba con un beso para prefigurar la Pasión que llega

La ha abierto este jueves la prohermandad del Señor de la Salud con un camino que empieza en la parroquia del Carmen de Puerta Nueva y recorre la Ajerquía para contar a todo el mundo el inicio del drama del Calvario y de alguna forma también para anunciar que lo que llega no tiene marcha atrás.

Desde hace algunos años, el Jueves de Pasión es el día en que la ciudad se reencuentra con los nazarenos y en que muchos se ven esperando a que las imágenes lleguen en la cercanía de quienes visten la túnica. No es Semana Santa todavía, pero se prefigura, se siente, se disfruta cuando en la puerta aparece el misterio.

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Aparece sobre el nuevo paso, que está haciendo Fernando Alcalá, y que muestra las líneas de amplitud, geometría y espacio para que en el rectángulo se aprecie cómo se llevan al Señor mientras Pedro, Juan y Santiago caen en el desconcierto. El rojo oscuro de los claveles anuncia sangre.

La procesión se hace clamorosa cuando pasa por el cancel, busca Alfonso XII y entra en la ciudad antigua hacia la iglesia de San Pedro. No ha empezado la Semana Santa, pero se siente cercana y prefigurada en las marchas de la Redención, en el caminar de un paso de misterio al que hay que mirar como se lee un pasaje del Evangelio: por muchas veces que se haya escuchado siempre dirá un poco más y tendrá algún hilo del que tirar en la propia vida.

La escena da para pensar en buenos y malos, pero también para escapar de los maniqueísmos, que muchos de los que miran saben por sí mismos que no es fácil el camino que propone el Señor que ahora camina hacia el dolor y la muerte.

Sucede que en estos días de espera ya nadie quiere quedarse en casa. Por eso con la cofradía marcha una multitud que disfruta de cada marcha, de un giro, de cómo huele la cera que los nazarenos llevan con los cirios en alto. De ahí por todo el corazón de la Ajerquía que tanto sabe de procesiones, con el sueño de quién sabe si alguna Madrugada algún año no tan lejano.