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Semana SAnta

Girar, rectificar, empujar, retener: así se mueven a ruedas los pasos de Ánimas en Córdoba

Los tronos van sobre chasis de dos ejes y dos volantes que andan con el esfuerzo de ocho personas

La restauración del paso de las Tristezas de Córdoba llega al final, sólo a falta de los ángeles y dos arbóreos

El Cristo del Remedio de Ánimas: el anuncio pictórico de la Semana Santa 2025 en Córdoba

El Cristo del Remedio de Ánimas se alza sobre su paso el Lunes Santo Álvaro Carmona
Luis Miranda

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Igualá, patero, corriente, trabajadera. Hasta el cofrade que nunca se ha puesto un costal sabe cómo se mueven la mayor parte de los pasos y qué hacen quienes van debajo. Menos se conoce la forma en que se desplazan los dos pasos que marchan a ruedas: los del Cristo del Remedio de Ánimas y Nuestra Señora Madre de Dios en sus Tristezas. También tienen a gente que trabaja en el interior, que tiene que repartirse de cierta forma y que debe superar desafíos, igual que los demás.

José Ignacio Aguilera, hermano mayor de la cofradía y capataz del paso de Cristo, explica que ambos tronos se movieron siempre con unos chasis de camión que llevaban un volante delantero y cuatro ruedas. Nunca motor, como sí sucede en la custodia del Corpus Christi. No se va solo: para que se mueva es necesaria también una cuadrilla de personas, aunque no lleven costal, y que son los mismos desde hace décadas. «Y lo hacían de mármol a mármol, como se dice. No salían en ningún momento», relata.

La cofradía tuvo que cambiar sus chasis para 2017, el año del estreno de la nueva carrera oficial, por una cuestión mecánica: los anteriores no permitían los giros muy cerrados, como el que hay para llegar a la Puerta del Perdón. «Es como un camión o un autobús», resume. Así que se compraron nuevos chasis, con dos ejes y dos volantes cada uno. Uno delante y otro detrás, para facilitar la movilidad. «Permiten mucho más giro, pero también son necesarios dos conductores y las maniobras son más complicadas. El paso se puede ir en cualquier momento», cuenta el hermano mayor.

Desde entonces los pasos de Ánimas también tienen relevos en la gente que va debajo. Cada paso tiene 16 costaleros, a razón de ocho por cada turno, y también dos contraguías, que antes no hacían falta, pero que ahora van dominando el volante trasero, mientras que el capataz va en el delantero. La hermandad los compró y adaptó a la estructura de sus pasos.

Barras como trabajaderas

Quienes van debajo tienen que empujar el paso a través de una barras parecidas a las trabajaderas, con las que hacen fuerza para que el trono se mueva. «El paso del Cristo es más complicado que el de la Virgen, porque hay menos espacio, por su forma tan particular», afirma el hermano mayor. En el centro van los más altos, que sí pueden ir erguidos, y los que van en los extremos deben ser más pequeños, porque tienen menos altura.

Para los que van debajo, el momento de mayor dificultad es la pendiente abajo. Ahí tienen que retener, controlar y luchar contra la fuerza de la gravedad, como sucede, por ejemplo, al bajar las rampas del Patio de los Naranjos. Antes era más difícil, porque el sistema de frenos era muy precario, pero el actual ayuda mucho.

Tampoco es sencillo el resto de la carrera oficial: «El paso del Cristo se para en la Puerta del Puente y desde ahí, una vez que arrancamos no podemos parar hasta la puerta de San Miguel, en la calle Torrijos, frente a El Bandolero. Si paras en seco en una pendiente después no puedes seguir».

Los nuevos chasis con dos ejes tienen más capacidad de maniobra para giros difíciles, como el de la Puerta del Perdón

El paso de la Virgen de las Tristezas es más sencillo y rectangular que el del Cristo, que pasa por la Puerta de las Palmas de la Catedral muy justo con sus salientes: «Sólo hay medio centímetro de margen, y si fuéramos a costaleros sólo con la mecida se quedaría encajado».

En Ánimas quien marca el ritmo de la cofradía es la cruz de guía. Los pasos se paran cuando el cortejo se detiene y se mueven cuando los nazarenos andan. Se detienen muy poco: en los puntos para los relevos, que son muy rápidos, y poco más. Ánimas es cofradía de silencio y apenas hay órdenes: bastan palabras como «bueno» para finalizar un giro, y en el caso del paso del Cristo usan un pinganillo, ya que no tiene respiraderos.

Mucha gente se sorprende en la calle, pero las cuadrillas hacen ensayos para la maniobra de entrada y salida de San Lorenzo, más fácil desde que el eje trasero permite rectificar.

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