Pasión en Córdoba
El Cristo en su Soledad de Moriles 'renace' tras una recreación artística de Salvador Guzmán
El profesor y restaurador aplica rasgos sindónicos a la imagen del crucificado, adquirido en 1994
Los Cristos sindónicos de Cabra y Córdoba, en una exposición sobre la Sábana Santa en Valencia
El Cristo en su Soledad de Moriles, tras los trabajos de Salvador Guzmán
El Santísimo Cristo en su Soledad de Moriles renace tras una renovación completa de la imagen o una reelaboración a partir de la imagen que la cofradía tenía en un principio.
La hermandad de la Soledad de Moriles acaba de bendecirlo tras un ... proceso en el que el restaurador y profesor egabrense Salvador Guzmán lo sometió durante nueve meses a una mejora y «recreación», como él mismo lo califica. No es una restauración al uso.
Guzmán, discípulo de Juan Manuel Miñarro y director del instituto Aguilar y Eslava de Cabra, y del Museo de la Pasión, tomó como base esta imagen industrial de serie, en madera de tilo, que fue adquirida en el año 1994.
Deficiencias
Presentaba problemas de conservación material: carcoma, separación de ensambles y fisuras, «derivadas de una construcción deficiente».
Estaba sin policromía, tenía inacabadas las formas anatómicas y no estaba preparado para salidas procesionales a lo largo del tiempo, y fue objeto de intentos de mejoras, con cambios en el paño y la corona.
Por ello se optó por 'recrear': tomar la imagen como soporte y transformarla, con la autorización pertinente del Obispado la cofradía y el consiliario.
Así mismo, se le ha dotado de una mayor entidad artística, acorde con la Virgen, María Santísima de la Soledad (de 1972), que es obra de Francisco Buiza.
Se buscó un toque más contemporáneo y dotado de rasgos sindónicos, con el relieve de las heridas, la lanza que atraviesa el costado, de acuerdo con los estudios que se han realizado de las heridas que aparecen en la Sábana Santa de Turín. Y, también, algún guiño a Buiza.
Salvador Guzmán realizó labores de talla completa del paño de pureza (con madera de cedro), retalló en el soporte antiguo diferentes zonas corporales de la escultura, como los pies, las rodillas, la caja torácica, la nueva herida del costado, el cuello, el rostro y las manos. Y en otras, usó tres tipos de pasta de madera.
Las heridas de las manos están en las muñecas, según lo que muestra la Sábana Santa. Hay consenso en que en las palmas de las manos el peso se habría desprendido.
Detalle de la espalda del crucificado, donde se aprecia a la derecha, la llaga de la herida por la lanza
En la espalda del Cristo en su Soledad están ahora las huellas de la flagelación, también según lo que se ha interpretado en el lienzo, y un orificio de salida de la lanza, que atravesó todo el cuerpo, según las últimas investigaciones.
Para finalizar esta fase de tallado, retallado y configuración de nuevas formas anatómicas en la obra, Salvador Guzmán intervino en el rostro mediante el retallado de los ojos, cejas, frente, pómulos y de la boca, con la incorporación de dientes de porcelana y lengua.
Nueva es también la corona de espinas, metálica, y que simula una serpiente, símbolo del pecado, y un caracol itinerante. Como aportación personal hay una calavera a los pies, símbolo, según una antigua tradición, de Adán y de la redención de los pecados.
Salvador Guzmán, durante la conferencia que impartió explicando su labor
Próximamente, el Cristo que anteriormente era llevado a hombros y en silencio, esta Semana Santa de 2024 irá llevado sobre un paso con costaleros, con el acompañamiento de cornetas y tambores, por lo que se abre un nuevo tiempo.
El Cristo en su Soledad se repuso al culto el pasado 2 de febrero. La parroquia de San Jerónimo acogió una eucaristía de acción de gracias por el regreso de su titular. Y volvió a ser bendecido, treinta años después de la primera vez.
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