El costal confirma su atractivo entre los jóvenes en Córdoba: «Vino gente para hacer cuatro cuadrillas»

La época posterior a la pandemia del Covid completa el ciclo con un crecimiento inusitado, que ha provocado igualás muy concurridas y que muchos jóvenes que quieran sitio no tengan lugar por ahora en las cuadrillas.

Así lo ha podido constatar ABC de cuatro capataces, cada uno con varias hermandades a su cargo. Carlos Lara puede contar un caso extremo: a la igualá del paso de misterio de la Redención se presentaron 90 jóvenes pidiendo sitio. «Y es una cuadrilla que está cerrada, con casi cien personas y había como para otras dos».

Con esas casi 200 peronas había «para hacer cuatro cuadrillas». «Nos sorprendimos muchísimo», reconoció. No era en su caso gente demasiado joven, porque algunos de sus pasos, como la Redención y la Cena «son más exigentes» por su paso. Para él, «es una alegría».

Es un paso atractivo por su forma de andar, pero otros no lo eran tanto y lo han sido en este 2023. Antonio Barbudo, capataz de las Angustias y de la Virgen de la Caridad del Buen Suceso debuta este año con María Santísima del Dulce Nombre en la Vera-Cruz, que nunca fue paso un sobrado.

«Y también se han animado mucho. Voy a tener que dejar fuera a bastante gente», cuenta. Barbudo ha notado la afluencia de mucha gente joven, de chavales entre los 17 y los 18 años, que no han salido nunca en Semana Santa, pero sí han tenido un buen entrenamiento.

Son los pasos juveniles que algunas hermandades ponen en la calle y otros de gloria no demasiado exigentes. Se forman allí y cuando van camino de la edad adulta ya se sienten con ganas para pedir sitio en cofradías penitenciales.

Barbudo nota también que se presenta gente no muy alta, algo que faltaba en la ciudad y que es especialmente bueno para los pasos de palio, y también jóvenes que llegan desde localidades cercanas, como Posadas, Almodóvar y Montoro.

Y algo más: explica, y en eso coinciden en parte los demás, que costaleros que se aproximan a los cincuenta años se han retirado y en su sustitución han llegado los más jóvenes, aunque en un número bastante elevado. Por eso en las Angustias, que es una cuadrilla hecha, ha sumado a veinte personas nuevas.

Como los demás, Luis Miguel Carrión 'Curro', ha tenido que verse en el trago de decir a muchos jóvenes que no tiene sitio para ellos. Siempre ha dicho que es algo que le agrada poco y lo hace «con todo el dolor del corazón». Capataz todos los días de la Semana Santa de Córdoba con al menos un paso, Curro también ha visto cómo a sus igualás llegaban más jóvenes que nunca y muchos que querían empezar en Semana Santa. «No en todos, claro, porque los del Santo Sepulcro son muy duros», reveló.

Para dar sitio a algunos, ha creado picos en sus cuadrillas. Como la mayoría de los capataces, Curro tiene cuadrillas dobladas, pero tiene en lista a uno más por cada trabajadera, «por es si es necesario sustituir a alguien y para que se vayan baqueteando y aprendiendo».

Sí nota que gracias a los pasos juveniles, muchos chicos llegan con los conceptos básicos aprendidos, desde hacerse la ropa hasta meterse bajo el paso, aunque en Semana Santa eso nunca es todo: «Falta después la capacidad de sacrificio».

David Arce lo ha notado sobre todo en uno de los dos pasos que lleva. En el de la Sentencia, del que es capataz desde hace casi dos décadas, es muy habitual que vaya bastante gente, pero no así en el Descendimiento. Y ha tenido que dejar fuera casi cuarenta aspirantes, algunos de ellos de la casa. Por ejemplo, tres jóvenes de 19 años, hijos de costaleros de la cofradía desde siempre. Su consejo: «Les he dicho que empiecen por pasos más pequeños». El Descendimiento, con la cruz y muchas figuras en torno a ella, no es de los más sencillos para los que se inician en el oficio.

Coincide en que traen buenos equipos y conocen bastante del oficio, pero los pasos en Semana Santa son más complicados. Eso sí, concede que es mucho más de lo que tenían los ahora capataces cuando empezaban hace décadas: «Nosotros teníamos costales que parecían pañuelos».

«En algunas habrán podido entrar todos, pero en las mías no cabe tanta gente», aseguró David Arce, que además de en Córdoba trabaja en Sevilla, como auxiliar de los hermanos Villanueva, y que ha visto cómo el proceso es parecido también allí.

Porque David Arce advirtió de que hay otra diferencia: la gente no perdura. Como los demás, se mostró contento, pero también recordó que en Córdoba la media de edad es más baja. Está hacia la mitad de la treintena, mientras que en Sevilla se acerca más a los cuarenta. Siempre hay gente muy veterana, con cincuenta o más, pero no es lo normal.