Volver a nacer camino del Rocío

La mañana estuvo cargada de olor a romero, tierra fresca e ilusión. Los romeros de la hermandad de Córdoba ya cruzaron la dehesa de Coria y descansaron para lo que pasaría este jueves. Tras una mañana de sesteo llegó el momento de retomar el trayecto. Camino y más camino. Horas en las que las piernas no pesan si no todo lo contrario. Sobre las seis de la tarde, la localidad sevillana de Aznalcázar fue testigo de cómo numerosas carriolas cruzaban el río Guadiamar en una estampa única. Caballos, romeros, bulerías y pitos rocieros se mezclaron alrededor del agua.

Un río en el que vuelven a nacer quienes hacen el camino por primera vez. Renacer de la mano de un hermano de la hermandad y con un nombre nuevo a los ojos de la Blanca Paloma. Sandalia de San Rafael Arcángel o son alguno de esos nombres que, en el caso de la cofradía cordobesa, siempre remiten a Córdoba y al Rocío. El bautizo rociero, el preludio necesario antes de llegar a Doñana.

Con la fe renovada y la satisfacción de haber llegado hasta ahí, los romeros se adentraron en la noche y llegaron a Villamanrique. La localidad hace del paso de carretas un evento multitudinario. Fiesta de Interés Turístico en Andalucía, Villamanrique lleva varios días viendo cómo miles de romeros cruzan para llegar a las proximidades de Doñana.

Este jueves fue el turno de la hermandad de Córdoba que llegó sabiendo que al día siguiente les espera un día de cohetes, comunidad y un paraje natural como no hay en España. Doñana, la Raya Real y un camino corto pero a todas luces interminable que llevará al grupo, un año más, a los pies de la Virgen del Rocío.