Historia
El secreto más cruel que guarda el Castillo de Almodóvar del Río
La fortaleza ha sido testigo de numerosos acontecimientos a los largo de los años; sus muros han servido de prisión a personajes como Doña Juana de Lara o al I Duque de Benavente
Escapadas con encanto por Córdoba | Almodóvar, el pueblo bajo un castillo «redondo»
D.Delgado
Córdoba
La imponente fortaleza que domina la loma del Redondo, en la localidad cordobesa de Almodóvar del Río, es uno de los recintos fortificados más conocidos y admirados, no solo a nivel nacional, sino internacional. Este escenario de cine ha aparecido en la pequeña y ... gran pantalla, en series como 'Dardalenos' o 'Juego de Tronos', y recreando el reino de 'Camelot' en la película de Joshua Logan.
El último reconocimiento ha llegado de la revista 'National Geographic', que lo ha destacado como uno de los castillos más impresionantes de Andalucía.
Los orígenes de la fortaleza que se alza sobre el municipio que le da nombre se remontan a la época romana, pero el castillo fue construido por los árabes en el año 760. Sin embargo, en el año 1240, durante el reinado de Fernando III, pasó a manos cristianas. Durante los reinados de Pedro I y Enrique II, fue convertida en residencia real.
Sus muros han sido testigo de muchos acontecimientos a lo largo de su historia. El recinto ha servido de prisión a personajes como Doña Juana de Lara (esposa del infante Don Tello o al I Duque de Benavente, hermanastro del Rey Pedro I); ha custodiado los tesoros de Castilla y sus mazmorras han sido testigo de la agonía de prisioneros ilustres como el I Duque de Benavente.
Pero este castillo de leyenda guarda un secreto poco conocido y macabro, que tuvo lugar durante el reinado de Pedro I de Castilla, conocido por el sobrenombre de El Cruel. Sin duda, el monarca hizo, en este caso, honor a su apodo.
La fortaleza cordobesa sirvió en muchas ocasiones de residencia al rey. En el castillo, como en la mayoría de los de la época, había mazmorras donde se castigaba y encerraba a los condenados. De hecho, estas fueron reconstruidas y pueden visitarse actualmente. El monarca exigía a los familiares de los reos un tributo para pagar su manutención.
En el caso de que los allegados de los reclusos se negasen a abonar el pago, los desdichados presos eran arrojados por un agujero que había en la mitad de las mazmorras. Si no morían en la caída, en la que solían romperse alguna extremidad, agonizaban lentamente entre excrementos y esqueletos.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEsta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete