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Noche blanca del Flamenco

Raimundo Amador: «Aunque toque un rock and roll o un blues, siempre va a sonar gitano»

Maestro de la fusión y genio de la guitarra, promete invitados y sorpresas en la plaza de la Corredera de Córdoba

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Raimundo Amador, en un concierto reciente Juan Flores
Luis Miranda

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Sabe Raimundo Amador (Sevilla, 1959) que su concierto en la Noche Blanca del Flamenco es en el lugar más amplio, en la plaza de la Corredera. Se siente orgulloso: «Es el sitio que me merezco yo, ¿no?» Pero también sabe que tiene que desplegar energía para enardecer al público a partir de las 2.00 de la madrugada.

El suyo es uno de los conciertos más especiales de la Noche Blanca del Flamenco, porque es el encuentro con un guitarrista, cantante y compositor que nació flamenco, pero que no ha dejado de atender a la mezcla y la fusión con géneros, sobre todo norteamericanos, y con mucho éxito.

-¿Preparado para toda la energía que hay que desplegar en el concierto en la Corredera?

-Sí, preparado. Tengo mucha energía. Estoy orgulloso de estar ahí. A Córdoba la quiero mucho, tengo muchos amigos, que me quieren y ellos a mí, aunque sé que no los voy a poder atender a todos.

-¿Cómo será el concierto?

-En un concierto de Raimundo Amador no se puede saber lo que va a pasar. Pueden pasar muchas cosas, pero seguro que no va a haber nada malo. Eso se lo digo. Lo que pasa es que claro, algún invitado tiene que haber, seguro, o dos. Gente que está a la altura, amigos. Algunas sorpresas tiene que haber.

-Su música siempre ha sido muy mestiza, ya que parte del flamenco para fundirse con el blues o el rock. ¿Qué tendrá más peso?

-Soy gitano, y nací con el flamenco, y aunque toque rock'n'roll o un blues, va a sonar gitano. Lo que yo no puedo es sonar como una persona de color. Después, también habrá cosas de lo que hice con Pata Negra, o con Veneno, de gente extranjera que yo admiro, de todo eso que me gusta.

-¿En qué se siente más a gusto?

-Hago lo que me gusta, lo que siento. Depende de la formación que tenga en cada concierto. Si quiero más flamenco, tiro más de flamenco, si no, tiro de otras cosas, o blues, o jazz, porque siempre va a ser flamenco.

-Ha dicho usted alguna vez que sus conciertos son premeditados, pero improvisados. ¿Ningún concierto es igual a otro?

-Sí, sí. No hay ningún concierto igual. Parecido sí, pero no igual.

-Entre sus canciones hay muchos éxitos. ¿En cuál nota más la emoción de su público?

-Pues por ejemplo, 'Bolleré', o 'Ay, qué gustito pa' mis orejas', las canciones de siempre. Pero si me quiero divertir hago un tema de Hendrix, que me gusta mucho. Es una cosa simpática, pero también puedo hacer una 'bruslería'.

«En un concierto de Raimundo Amador pueden pasar muchas cosas, pero ninguna mala»

-Lo que le pida el cuerpo, ¿no?

-También depende de lo que tengo, lo que llevo, del grupo que viene conmigo. Depende también de mi grupo, de los que están a mi lado.. Puede haber jazz, flamenco, blues, folk, blues latino, y he llevado grupos que lo hacían conmigo. Si tengo otra gente más flamenca, continúo con el flamenco. Si hace otras cosas, sigo también.

-La relación con sus guitarras es muy particular, incluso con nombres. ¿A cada una le pide una cosa y le sirve para algo?

-A todas no le tengo nombre puesto, pero sí a la mayoría. Está la Gerundina, la Mariquilla... Y yo me siento de una manera si cojo una guitarra o cojo otra, o de una manera o de otra.

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