Raimundo Amador: «Antes de morir, Camarón me dijo que quería hacer un disco más arriesgado que 'La leyenda del tiempo'»
El músico sevillano es uno de los cabezas de cartel de Flamenco On Fire, el festival de Pamplona que esta edición estará también en Tudela y Viana

Antes, mucho antes de grabar 'La leyenda del tiempo', Raimundo Amador (Sevilla, 1959) ya le había tocado a algunos de los cantaores más grandes de la historia, como las hermanas Fernanda y Bernarda de Utrera. Antes, incluso, de conocer a Kiko Veneno y revolucionar ... la música española con esas tonadillas callejeras a medio camino entre el rock, el blues y el flamenco, cuando nadie se atrevía a hacerlo... o no sabía. «En esa época investigamos mucho, pero esos primeros discos de Veneno los hicimos, en realidad, sin saber lo que estábamos haciendo», comenta el guitarrista a ABC, en una llamada que le sorprende en la casita que tiene en la playa de la Barrosa, en Chiclana, junto a la que compró en su día la ya fallecida María Jiménez.
En aquellos años sesenta, cuando no era mucho más grande que su guitarra y vivía en la Tres Mil Viviendas –«en casas que eran muy malas, todas de amianto, pero en las que vivíamos de gloria y hacíamos muchas fiestas entre payos y gitanos»–, Amador se recorría las tabernas de Sevilla tocando y pasando la gorrilla para ganarse el jornal de la única forma que sabía hacerlo. «Le decía a mi padre que me iba a dormir a casa de mi primo, pero en realidad me pasaba toda la noche por ahí con la guitarra, ganando dinerillo. Ten en cuenta que yo, con 12 o 13 años, me sabía todos los palos, aunque había uno que nunca quería tocar», explica. «No te voy a decir cuál», responde a continuación, con una risa nerviosa.
Siendo un niño, es probable que se tratara de los más difíciles de ejecutar. «¡Qué va! ¡Para nada! En esos años tocaba perfectamente las seguiriyas, soleás, tarantas y todo, pero ese palo en concreto nos trae mala suerte a algunos flamencos gitanos. Me daba mal rollo y, cuando mi padre insistía en que lo tocara porque me iban a echar de las fiestas donde se ganaba dinero, siempre le contestaba que prefería irme a tener que tocarlo… ¡Y no me lo vayas a mentar tú!», advierte el músico sevillano en tono más serio, que este año encabeza el cartel de Flamenco On Fire junto a Derby Motoreta´s Burrito Kachimba, Israel Fernández, Califato ¾, Manuela Carrasco y el Capullo de Jerez, entre otros. El festival celebra su cita principal en Pamplona, entre el 28 de agosto y el 1 de septiembre, pero esta edición suma dos escenarios más en los municipios navarros de Tudela, con el cantaor Jesús Méndez, y Viana, con el bailaor José Maya.
A pesar de todas esas supersticiones, dicen sus conocidos que a los aficionados y transeúntes que tenían la suerte de escuchar al joven Raimundo Amador en una taberna o en la calle, se les llenaba el corazón de alegría con sus rumbas y bulerías. Según contaba el escritor Félix Machuca en este diario, cuando su hermano Rafael, El Bizco eléctrico, Ramoncito y los otros músicos callejeros le guiñaban el ojo, el pequeño Raimundo se venía arriba y montaba la marimorena.
Ricardo Pachón
La primera noticia de su desparpajo nos llega de 'El Martinete', la taberna sevillana en la que Ricardo Pachón descubrió aquellas formas libres y descaradas del chaval. El primer contacto se produjo una de esas noches, cuando después de bajar del pequeño tablao, aquel Raimundo que apenas levantaba un palmo del suelo se acercó al futuro productor de 'La leyenda del tiempo' y, mirando su vaso de güisqui, le preguntó: «¿Me da usted un buchito?». «No recuerdo el momento exacto, pero es probable que ocurriera de esa forma, porque en aquella época íbamos así por la vida», asegura.
Aunque suene a tópico, lo cierto es que Amador es una leyenda viva de la música española. En primer lugar, por lo logrado con Kiko Veneno y su hermano Rafael Amador en Veneno –«que mi padre, como purista, odiaba»–; después, con Pata Negra, ya sin Kiko; a continuación, como uno de los guitarristas del mítico disco de Camarón que revolucionó el flamenco en 1979 y, por último, cuando consolidó su carrera en solitario y empezó a colaborar con figuras tan destacadas de otros mundos como Björk, Carlos Santana y B.B. King, entre otros.
Sin embargo, lo que más sigue valorando hoy es su participación en 'La leyenda del tiempo'. «A veces se ha dicho que Camarón simplemente se dejó llevar con ese disco, pero yo creo que él lo buscó. Quería avanzar y hacer algo nuevo, aunque la idea fuera realmente de Ricardo Pachón y lo impulsáramos entre todos. Lo cierto es que lo pasamos muy bien, a pesar de que en esos días, mi mujer, la Antonia, que está aquí sentada a mi lado, me había dejado y estaba chunguillo, un poco depre. Y lo hizo con razón, lo reconozco, pero la quería mucho», explica. ¿Salía mucho en aquella época? «Mmmmm... sí, puede ser», reconoce, mientras se le escapa una pequeña risa.
El deseo de Camarón
Tras un par de segundos de silencio, Raimundo Amador reacciona y continúa: «Yo estaba lo suficientemente colgado como para tener los huevos, con perdón, de meterme en ese embrollo y ponerme a tocar la guitarra para él, después de Paco de Lucía. ¡No veas! Estábamos muy locos y hacíamos música muy adelantada a nuestro tiempo, por eso el disco fue una locura. Recuerdo, además, que poco antes de morir, Camarón me dijo que quería investigar más y hacer otro álbum más arriesgado que 'La leyenda del tiempo'. Me comentó que quería mojarse más, ¿me entiendes? Camarón era un loco, como todos, pero muy cuerdo. No llegamos a ponerlo en marcha porque la criatura murió poco después. Esas palabras no se me olvidarán. La última vez que lo vi ya estaba mal...».
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