Orgulloso de Córdoba

La semana pasada los miembros de La Crátera celebramos nuestra mensual tertulia en el Palacio de Congresos. Siempre aprendemos algo y salimos con la satisfacción de haber estado con amigos, tratando temas importantes en absoluta libertad. Pero esta vez hay algo especial. La admiración que sentí y que mantengo, al contemplar el fantástico trabajo realizado en ese Palacio de Congresos y la gestión que en él se hace. ¡Me sentí orgulloso de ser de Córdoba!

Por motivos profesionales he visitado a lo largo de mi vida muchos palacios de congresos. ¡Mejor que el nuestro, ninguno! Y digo que, si yo me sentí orgulloso, más orgullosa estará Córdoba de tener semejante joya para exhibirla y ofrecerla a quienes nos visiten. La cercanía a la Mezquita-Catedral, su ubicación en la Judería, la proximidad al río, unas instalaciones modernas y con visión de futuro, permanentes exposiciones, una iglesia convertida en un salón admirable, unos manjares sabrosísimos y una gestión profesional tanto en calidad como en la empatía de todas y cada una de las personas que la hacen posible, le hace a uno sentirse en su casa.

Todo eso es para felicitarnos y felicitar a quienes han hecho y hacen posible semejante realidad. ¡Así se hace Córdoba! Ahora es responsabilidad de nuestros representantes políticos, sin distinción alguna, en colaborar en la oferta congresual de Córdoba. Y es responsabilidad de todos los ciudadanos, ¡de todos!, en ser los mejores embajadores de la Marca Córdoba.

Permitidme terminar con el piropo a Córdoba de Juan Antonio Rodríguez Álvarez: «De Córdoba:/su olor a azahar/sus calles estrechas/sus patios/sus rincones sin par/sus mujeres bonitas y/muchas cosas más/Córdoba ¡Qué bella eres! /Córdoba ¡Qué guapa estás!».