Eucaristía
El obispo de Córdoba alerta que con una sociedad sin Dios «construiríamos un mundo en contra del hombre»
El prelado preside la misa de la solemnidad de Santa María Madre de Dios en la Santa Catedral de Córdoba
Las campanas de la diócesis tocan en señal de duelo por Benedicto XVI
El obispo de Córdoba avisa de que «el número de pobres ha crecido»
El obispo de Córdoba durante la celebración de la misa de la solemnidad de Santa María, Madre de Dios
El obispo de Córdoba, monseñor Demetrio Fernández, ha lanzado este domingo un aviso a aquellos que piensan que «Dios no es necesario para nada» y quieren construir un mundo sin él. «Una sociedad sin Dios sería una sociedad en contra del hombre. Este ... es el drama del ateísmo», ha señalado durante la misa de la solemnidad de Santa María, Madre de Dios, celebrada en la Santa Catedral.
Durante la eucaristía, el obispo ha sido tajante: «Muchos piensan que Dios es un impedimento para el progreso; un estorbo y un freno en la conciencia para la convivencia en paz. Pero nosotros estamos seguros de que sin Dios no se puede construir una ciudad humana».
En este sentido, y con motivo de la 56 jornada mundial de la paz, monsejor Fernández le ha pedido a Dios «que nos bendiga, porque si contamos con su bendición y con Dios mismo, tendremos paz. Las disensiones, las divisiones y envidias, las guerras vienen cuando nos alejamos de Dios. Cuando queremos hacer la vida por nuestra cuenta. Eso siembra zozobra en la convivencia humana».
Recuerdo al Papa Emérito Benedicto XVI
El obispo, durante su homilía, también se ha centrado en la Virgen María, puesto que «celebramos la fiesta principal del a Virgen a lo largo de todo el año litúrgico, María, la madre de Dios. Acudimos a ella, a la Madre de Díos, con ese título tal como lo ha definido el concilio de Éfeso».
Según ha explicado el prelado, para ser Madre de Dios, «Dios la hizo purísima, librándola de todo pecado, incluso del pecado original», preparando así para su Hijo una digna morada. Y porque es la Madre de Dios, su cuerpo no ha conocido la corrupción del sepulcro, sino que ha sido elevada en cuerpo y alma a los cielos, en el misterio de la Asunción.
No es que María haya dado origen a Dios, «más bien ella ha sido creada por Dios como todos nosotros, pero ella le ha dado al hijo de Dios la naturaleza humana, sobre la cual ha venido el alma creada».
Monseñor Fernández ha acabado evocando la figura del Papa Emérito Benedicto XVI, «que ayer fue llamado a la casa del Padre y terminó el curso de su vida en la tierra. ¡Cuánto bien nos ha hecho, no lo podemos cuantificar! Y ahí queda una vida entregada a Jesucristo y a su Iglesia. En sus últimos años nos ha dado un gran testimonio de humildad y de oración».
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