La nueva 'biblia' urbanística

Ese documento tendrá unos mandamientos básicos. El primero es que no se aumentará el suelo residencial. Es una decisión lógica, dado que nada apunta a un aumento relevante de la población -más allá de que las caídas se puedan amortiguar con lo que sume la implantación de la Base Logística-. Los dos paraísos para la vivienda nueva serán los que ya prevé el actual PGOU: Poniente, desarrollado parcialmente y con capacidad aún para 15.000 hogares, y Levante, por acometer por completo, donde se podrán hacer 4.000 pisos.

Otro pilar del futuro Plan será el Casco, en el que incurrimos en el pecado de ver cómo año tras año pierde población. Hay mucho por hacer en el corazón de la ciudad para que vuelva a latir con fuerza y sea atractivo para vivir en él: la (difícil) dotación de equipamientos o flexibilizar sus normas urbanísticas (del planeamiento a los materiales a usar en él).

El PGOM tendrá otro eje estratégico en la generación de grandes zonas verdes, continuando la apuesta del pasado mandato y ayudando a combatir los efectos infernales -especialmente en nuestra tierra- del cambio climático. Ahí, aparecerán los futuros parques de Miralbaida; el que irá entre Chinales y la Ronda Norte y la ampliación de Miraflores.

El cuarto, y último, elemento nuclear será el desarrollo de suelo industrial, especialmente enfocado al negocio del transporte de mercancías. Se aprovechará así la bendición que supone para nuestra tierra la implantación de la Base Logística nacional del Ejército de Tierra. Una medida más que acertada para que la ciudad saque al fin del limbo todo su gran potencial en el citado sector y le dé días de gloria a nuestra economía.