«Todas las mujeres, todos los derechos»: la manifestación del 8M convoca en Córdoba a un feminismo con varios acentos

Era el lema que estaba en la pancarta inicial, con los nombres y logotipos de todas las asociaciones que convocaban para formar una marea en la que sobresalía el color morado, el que identifica la jornada, y el signo de Venus, impreso en carteles y en los rostros de las participantes.

Elvira Pérez Yruela, una de las portavoces, asegura al comenzar que las conquistas no han sido pocas, «pero siempre hay que estar vigilando los derechos, para que no decaigan». La convocatoria está configurada como «asamblea transfeminista 8M», para unir a 14 colectivos y crear «un espacio feminista sororo e inclusivo».

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Rafael Carmona

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La intención es «no dejar a ningún colectivo feminista atrás, ni por raza, ni por sexo, ni por género, ni por religión ni por clase social». El objetivo es «aglutinar en aquello que une», y que después cada colectivo «reivindique aquello que le parece que es exclusivamente suyo».

Lo cierto es que ha conseguido, porque la manifestación tiene distintos acentos. El de la cabecera está marcado por organizaciones como Izquierda Unida, Podemos, el Partido Comunista, el sindicato Ustea o el centro social Rey Heredia.

Figuran en la cabeza mujeres transexuales que se reivindicaban: «Yo también soy mujer», y otras que hablaban de los derechos de las migrantes. El objeto era distinto de la manifestación del 25 de noviembre contra la violencia de género, pero coinciden muchos de los lemas: «No nací mujer para morir por serlo».

Al comienzo de la manifestación figura Izquierda Unida con sus banderas y, algo más atrás, el PSOE. Son los únicos partidos representados. La voz que parece más discordante es la del Fórum de Política Feminista de Córdoba, en que se integra la Plataforma de Apoyo al Lobby Europeo de Mujeres.

Sus proclamas son las más singulares. «¡Ser mujer no es un sentimiento!» es una de ellas, pero también critican la prostitución, piden que se actúe contra los hombres que recurren a ella y dicen que el suyo es «feminismo sin prefijo».

Contrasta con el «transfeminismo» que figura en el cabecera y con la voluntad, en otras asociaciones, de integrar a las mujeres trans. Cierto feminismo no contempla esa idea al pie de la letra, o no como está en la última ley.

Siguen con lemas que piden también el final de la pornografía y no cejan en un programa de máximos: «La agenda feminista es abolicionista». No son las únicas que llevan estos lemas.

Hay en la manifestación también hombres, aunque no llegarán ni a un diez por ciento de todas las personas que acuden: «Marcho hoy con mis amigas para no tener que marchar mañana por ellas».

Como pasó en noviembre, van bien altas las banderas de Palestina y los mensajes de apoyo a las mujeres de allí, y aunque no hay banderas constitucionales de España sí figura más de una tricolor, la que estuvo vigente en la II República.

Hay presencia de la provincia, con más notoriedad de La Carlota y de sus aldeas, y muchas piden «igualdad salarial», como hace la plataforma Recortes Cero, que en su pancarta aprovecha para contar a quienes siguen la manifestación que se presentan a las elecciones europeas. Y no faltan proclamas por la regularización de los inmigrantes y contra las fronteras.