mirar y ver
¿Usted, qué promete?
Estamos en tiempo de prometer. El 28M está a la vuelta de la esquina
Elecciones municipales de Córdoba 2023, en directo: última hora de la campaña electoral del 28M
Córdoba
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Iniciar sesiónLa vida transita entre promesas. Las promesas tienen parte de sueño y aspiración y parte de acción movida por la voluntad de dar o hacer algo por alguien. Son expresión del deseo, desafío, reto, compromiso y obligación de cumplimiento. Estamos en tiempo de prometer. El ... 28M está a la vuelta de la esquina.
He leído los programas de las formaciones políticas que concurren a las elecciones municipales. Aunque algunos tienen más de declaración intenciones que de programa de actuación, todos, como tiene que ser, rebosan promesas: Córdoba será centro de referencia logístico del sur de España y Europa, nodo de transportes de primer nivel, centro europeo en investigación contra el cambio climático, líder en políticas de ciudades verdes y sostenibles, referente en tecnología, investigación e innovación biosanitaria y agroalimentaria, por fin veremos en el aeropuerto vuelos comerciales y recibiremos a los viajeros que lleguen en crucero al Puerto de Málaga, tendremos un nuevo puente sobre el Guadalquivir y el río será integrado en la ciudad, los jóvenes en riesgo de exclusión, las personas sin hogar y los más vulnerables serán atendidos preferentemente.
Las promesas crean expectativas, comprometen con la persona que las recibe y lo dicho se convierte en un deber que cumplir. El que promete ha de responder para no defraudar. Sería mejor callar que alimentar falsas esperanzas, porque las promesas incumplidas desalientan.
Toda promesa implica adelantar un futuro posible en la inseguridad de poder llegar a lograr que sea real, por lo que hay que trabajarlas y, por ello también, las no meditadas ni medidas son tan peligrosas. Es este un riesgo que hay que asumir y prever. Cumplir con la palabra sigue siendo una cualidad de la honradez. Quien promete y no cumple, arruina el valor de su palabra. Ser infiel a la palabra dada nos devalúa y rompe la confianza depositada en nosotros por los demás. A la palabra a menudo se la trata con ligereza y se le falta el respeto trivializando el prometer, porque otra cosa muy distinta es cumplir lo prometido. Tal vez, ¿usted, qué promete? no sea la pregunta adecuada, sino más bien ¿usted, qué podrá cumplir? Ya advertía Séneca que «no hay nada más amargo que estar largo tiempo pendiente de una promesa». Buena suerte.
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