Mirar y ver
Inicio de curso
Hay una gran diferencia entre formar ciudadanos y formar personas, entre formar ciudadanos competentes y formar personas íntegras y felices
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Iniciar sesiónEl comienzo de curso se ha completado con la incorporación este lunes del estudiantado universitario y cierra así su inicio en todas las etapas educativas. Los primeros días de un nuevo año académico son siempre época de deseos y una buena ocasión para reflexionar sobre ... la educación, los educadores y su función en un contexto en el que cualquiera educa y se arroga la misión de educar.
Educan Instagram, Tiktok, 'influencers' y las plataformas de 'streaming'. Que hasta el Estado pretende apropiarse del protagonismo educativo, ya se lo escuchamos explícitamente a alguna ministra. Porque no nos llevemos a engaño, tras una ley educativa subyace un modelo de educación y una determinada concepción de la persona y de la sociedad. Un ejemplo. Hay una gran diferencia entre formar ciudadanos y formar personas, entre formar ciudadanos competentes y formar personas íntegras y felices. La finalidad última de la educación es el desarrollo pleno de la personalidad. Incluso las declaraciones que llevaron a la implantación del Espacio Europeo de Educación Superior han reconocido, como objetivo prioritario, la formación integral en el ámbito universitario, y ésta no podrá existir, si no se desarrollan todas las capacidades inherentes al ser humano, sin recorte alguno de sus dimensiones cognitiva, afectiva, espiritual, ética…
Por ello, y en lo que respecta al profesorado, no basta con ser exclusivamente docentes, sino también educadores que transmitan el afán de saber y la búsqueda irrenunciable de la verdad que caracteriza al ser humano, aunque la cultura del depende y del relativismo lo contradiga. Formadores integrales que ayuden a niños y jóvenes a pensar por sí mismos, provocar su espíritu crítico, su capacidad de hacer continuas preguntas y de elaborar respuestas, para salir de un pensamiento débil y acomodado, en el que todo está ya dado desde fuera y ante el cual ellos sólo asumen. Educadores que ayuden a «ser», que formen personalidades críticas y libres, con un estilo docente que se plasme en la coherencia entre lo que se piensa, se dice y se hace, y que transmite con pasión, rigurosidad intelectual y experiencia vital, conocimientos, pero también criterios que les dan orientación y significado, y fundamentalmente, una visión y una opción de vida cargada de sentido que evite el vacío de muchos en nuestra sociedad.
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