Mirar y ver

Honestidad académica

Los más jóvenes se han contagiado de la cultura del corto y pego y no han oído hablar del respeto al trabajo de otros

María Amor Martín: Dar la palabra

María Amor Martín: La Cuesta del Reventón

Agradecí leer, en estas mismas páginas, la noticia de Rafael Verdú sobre la queja del profesorado de la Universidad de Córdoba, ante el defensor universitario, por la utilización, en plataformas creadas para ello, del material docente que el profesorado pone a disposición de su alumnado ... , sin permiso ni respetar los derechos de autor. Y menciona una de ellas. Sin poder resistir la curiosidad, cliqueo 'wuolah.com', la página se abre y me espeta descarada: «Descarga todos los apuntes de tu clase. Gratis. Más de 4 millones de archivos. Regístrate». A pesar del imperativo, no lo hago.

Entonces, pulso 'universidades' y busco la de Córdoba y allí están todos los centros, todos sus títulos y todas las asignaturas. En la red leo que contiene mas de seis millones de apuntes. Pienso entonces que ningún docente habrá subido allí los suyos y que puede que, sin embargo, lo estén, sin saberlo. En la pagina principal encuentro un mensaje: «Gana dinero con tus apuntes, súbelos. Añadimos publi. Recibes tu parte por cada descarga».

La democratización de la información, su difusión sin precedentes, el fácil y rápido acceso a ella han sido unos de los mayores éxitos de nuestro tiempo. Un solo clic la pone en nuestras manos, sin esperas, sin esfuerzo, sin darnos cuenta, desagradecidos, de las proporciones magníficas de esta ventaja. Pero, los más jóvenes han crecido con esta posibilidad. Para ellos, no se trata de un logro, sino simplemente de una herramienta cotidiana.

Sin embargo, no saben seleccionar la información, se han contagiado de la cultura del corto y pego y probablemente no hayan escuchado hablar de la honestidad académica y del respeto al trabajo de otros. Desconocen que encierra toda una proeza humana y la labor constante y generosa para aumentar, conservar y transmitir, generación tras generación, los mejores frutos de la búsqueda del conocimiento, de la verdad, la bondad y la belleza, para desde ahí seguir avanzado.

Necesitan oírnoslo decir y que los entusiasmemos con esto que es la esencia de la Universidad. Necesitan saber, en palabras de Bernardo de Chartres, que «somos como enanos que están a hombros de gigantes, de modo que podemos ver más lejos que ellos, no tanto por nuestra estatura o nuestra agudeza visual, sino porque, al estar sobre sus hombros, estamos más altos que ellos».

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