Junio Reflexivo

No había empezado el quinto mes del año, porque ya es costumbre que las Cruces de Mayo sean sobre todo en abril, y el alcalde ya había emplazado a junio para reunir una comisión en que hablar de los problemas de la fiesta, de los golpes inevitables a la convivencia con los vecinos y de cómo hacerlo todo compatible.

Es un clásico que antes llegaba después de Feria, cuando siempre se decía que había que definir el modelo, y que este año se adelantó a abril, cuando la Cata del Vino quiso parar y reflexionar, como el otro. Los pesimistas que recuerden aquellos años se temerán ahora que lo que pase en junio será más o menos lo mismo: alguna reunión, pocos acuerdos y algunas intenciones verbales que después nadie cumplirá por no haberse puesto por escrito.

Como cualquier ciclo tradicional, el Mayo Festivo anda a trompicones precisamente porque nadie sabe muy bien por dónde tocarlo: una cirugía agresiva puede convertirlo en lo que no es, pero el tratamiento a base de pedir civismo no terminará con el riesgo que para ciertos rincones hermosos de Córdoba tiene el convertirse en bebederos sin ganas de moderación.

La única innovación que se permitió este tiempo fueron los controladores de los Patios, que ahora se han hecho imprescindibles gracias a su buen entendimiento con los propietarios, y que regulan el paso a recintos que no siempre tienen mucha capacidad, son capaces de entenderse en otros idiomas y ponen una sonrisa a las inevitables esperas que hay que afrontar antes de entrar.

Eso no quiere decir que goce de una salud de hierro una fiesta que empieza a dar miedo con la masificación y en la que los dueños tienen que rebajarse demasiado a hacer caer a adultos de pelo en pecho en que sus mochilas pueden deshojar plantas que florecen ahora tras meses de cuidados.

Se entiende que en los Patios de Córdoba haya que actuar con cuidado, si es que se puede, y ya se verá qué sale de hablar de las Cruces, pero menos lógicas son las contemplaciones para reformar la Feria. Una valiente comisión propuso unas reformas en 2017 que hasta ahora apenas son de infraestructuras y que todavía no se han metido en las honduras del tamaño de las casetas, los cierres permanentes y la prohibición de los subarriendos que dañan a la fiesta con su espectáculo de carnes a la brasa y discotecas en albero. Después del Junio Reflexivo y del verano estaría bien un Septiembre, Octubre o Noviembre Operativos para enderezar lo que se pueda de Mayo.