Dicen que los expertos que de un accidente aéreo salen las medidas de seguridad que tendrán que conseguir que los vuelos a partir de entonces sean más seguros. Algo de eso ha podido pasar con el incendio de la Mezquita-Catedral de Córdoba.
Ha sido tan intenso el tiempo que ha pasado entre el 8 de agosto y el 8 de septiembre que apenas damos crédito a que sólo haya sido un mes. Ha comenzado la restauración de urgencias de las capillas de la Anunciación y del Espíritu Santo, dañadas por el fuego de aquella aciaga noche de agosto.
En octubre de 2024, los arquitectos conservadores y los técnicos dijeron una frase tristemente premonitoria: «Los Bomberos vienen cada dos o tres y tener claro el acceso a cada lugar del templo en caso de una desgracia». Sobrevolaba entonces el recuerdo de Notre Dame.
Apenas ocho meses después, se hizo realidad, pero el gran templo de Córdoba no ha sufrido ni mucho menos la gran catástrofe de la Catedral de París. Eso significa que estaba bien protegido. De este incendio tiene que salir el ejemplo para estar todavía más protegido en el futuro.
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