Entrevista
Daniel Muñoz, jefe de Bomberos de Córdoba: «El incendio en la Mezquita ha sido uno de los más complejos»
El especialista rememora la actuación en el fuego del emblemático monumento, una intervención que puso a prueba la coordinación y preparación del Cuerpo
El alcalde: «Los bomberos, jugándose la vida, salvaron la Mezquita de Córdoba de las llamas»
Córdoba
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Iniciar sesiónLa imagen de la Mezquita-Catedral coronada por varias lenguas de fuego quedará grabada para siempre en la memoria de Daniel Muñoz. El máximo responsable del Servicio de Extinción de Incendios y Salvamento de Córdoba (SEIS) estuvo al frente de la treintena de ... bomberos que trabajaron a destajo para salvar el monumento más emblemático de la ciudad. Casi dos semanas después, este especialista rememora cómo fue la actuación, evalúa las cuestiones a revisar y elogia el trabajo de una plantilla que «se dejo la piel» con una intervención que permitió esquivar la tragedia.
-Viajemos al pasado 8 de agosto, el día en el que, por tercera vez en su milentaria historia, se registró un incendio en la Mezquita. ¿Cómo entró el aviso?
-Lo recibimos en la central en torno a las 21.15 horas. La primera llamada la realizó personal de seguridad de la Mezquita-Catedral, que alertó del fuego. En ese momento, activamos el protocolo que tenemos establecido, con respuesta de los dos parques: tanto el Central como del Granadal, con dotaciones completas.
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-¿Cuántos personal había en ese momento en ambos parques?
-Había 16 efectivos entre los dos parques, compuesto por dos mandos, cuatro bomberos conductores y diez bomberos. No obstante, activamos el Plan de Emergencia Municipal para llamar a personal fuera de servicio, y muchos respondieron incluso antes de ser convocados formalmente para reforzar la intervención o cubrir los parques, porque el servicio tenía que continuar. De hecho, esa noche también tuvimos un incendio en un autobús y otras salidas. Finalmente fueron 35 los profesionales que acudieron al incendio y seis vehículos, de los cuales cinco eran de extinción y una autoescala.
-Tras activarse el protocolo, ¿cuánto tardan en llegar a la Mezquita?
-En torno a los tres minutos. Desde el Parque Central la llegada fue muy rápida; desde el Granadal se tardó un poco más, pero muy poco. En este caso, se activaron automáticamente ambos parques y toda la dotación se desplaza hacia el lugar.
-¿Cuál fue la primera evaluación que hicieron?
-Cuando llegamos al lugar, el sargento de la intervención se puso en contacto con el personal de seguridad para indicarnos dónde se encontaba el origen y cuáles eran los accesos más rápidos para nuestro equipo. A nuestra llegada se realizó una valoración 360°, tanto exterior como interior, para identificar los riesgos a los que estaba expuesto el edificio. En este caso, el incendio había roto por la planta cubierta donde había cámaras de aire, humos, gases y baja visibilidad. El peligro era que el fuego se extendiese por dentro. Abrimos huecos y logramos cortar la propagación. A partir de ahí, supimos que podíamos contenerlo con los recursos disponibles.
«El resultado de la intervención no fue fruto de la casualidad»
-¿Cómo organizaron la intervención tras esa evaluación?
-Nuestro trabajo estaba muy sistematizado. Establecimos dos equipos: un sector interior que fue directo al foco de la llama y otro exterior en la planta cubierta para limitar y evitar que se propagara al resto de capillas.
-¿Fue este uno de los escenarios más complejos a los que se han enfrentado los Bomberos de Córdoba?
-Fue, si no el más complejo, sí de los más complicados. La Mezquita es un edificio con estructura de madera; este tipo de construcción aumenta considerablemente el riesgo de propagación por la cubierta y el resto del edificio. Nuestro objetivo, además de extinguir, era evitar que la cubierta entera acabara ardiendo.
-Con el incendio en marcha, ¿cómo evolucionó la situación inicial?
-Los primeros momentos fueron críticos, pero nuestra experiencia nos permitió ver que nos haríamos con el control. Comentamos en el equipo que fue fundamental establecer los dos sectores de trabajo (interior con extinción y ventilación, y exterior en cubierta). Esto, sumado al trabajo previo de prevención del Cabildo y bomberos, facilitó mucho la actuación.
-¿El personal conocía bien el edificio?
-Sí. Toda la plantilla ha visitado las instalaciones, incluso zonas cerradas al público. La última promoción, en agosto del año anterior, incluyó esta visita en su formación. Conocíamos cómo movernos por la cubierta, lo que sorprendió a muchos, pero eso fue gracias al conocimiento previo.
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-¿La formación previa y los simulacros ayudaron a tomar decisiones bajo presión?
-Tener el protocolo claro facilitó mucho la toma de decisiones. En este caso, ya teníamos definidos los sectores de trabajo y nos permitió actuar con rapidez. Aun así, la evolución del incendio exigió adaptarse, como renunciar a ciertas zonas ya afectadas para proteger otras.
-¿Cómo funcionaron las instalaciones de agua de la Mezquita?
-Correctamente. En la Puerta de Santa Catalina hay una toma de agua a la que conectamos nuestras mangueras, y ese agua sube por un circuito (una columna seca) hasta la cubierta. También contábamos con líneas desde el interior y exterior del edificio.
-¿A qué hora controlaron y extinguieron completamente el fuego?
-Lo dimos por controlado a las 0.17. Y lo consideramos extinguido absolutamente, sin llamas, a las 2.35. No obstante, mantuvimos dotaciones durante toda la noche y la mañana, en labores preventivas, de remoción, limpieza y estructura.
-¿Hubo riesgo para los bomberos durante esas tareas?
-Fue una situación crítica. Por el riesgo de colapso de la estructura de madera y el peso del agua, tuvimos cuidado en coordinar todas las acciones. Nadie estaba en zonas de influencia del posible colapso. Cuando, finalmente, se cayó parte de la cubierta, el equipo ya estaba fuera.
«Hay aspectos en la seguridad que se podrían seguir mejorando, como la creacion de exutorios»
-¿Elaboraron un informe sobre el origen del fuego?
-Nosotros realizamos el preceptivo parte técnico donde se documentó todo: hora, personal, medios, fotografías… La causa del incendio, sin embargo, está en manos de la Policía Científica. Colaboramos con ellos y durante los días siguientes estuvieron con nosotros; pero hasta que no tengan su informe, el origen no se puede confirmar.
-¿Cómo vivió usted esta experiencia a nivel humano?
Fue muy estresante. El primer impacto fue fuerte, aunque el entrenamiento ayuda a manejarlo. Aun así, esos primeros momentos son tensos. Esa noche no dormimos ni el día siguiente. Luego, el cuerpo se vino abajo de tanto cansancio; la tensión, la falta de descanso, hicieron mella.
-¿Han identificado posibles mejoras en el protocolo tras esta experiencia?
-A raíz de todas las visitas previas y del trabajo de prevención que veníamos realizando, ya se habían implementado diversas mejoras en materia de seguridad. Es cierto que, tratándose de un edificio como la Mezquita, hay que encontrar un equilibrio entre la conservación del patrimonio y la instalación de sistemas de protección contra incendios. Por ejemplo, en el archivo ya se ha incorporado un sistema automático de extinción mediante gas, que actúa reduciendo el oxígeno del entorno para sofocar un posible fuego sin dañar los documentos.
En cuanto a la Capilla Mayor, que es uno de los puntos más complejos de intervenir por su altura y difícil accesibilidad, consideramos muy positivo que esté prevista la instalación de un sistema de rociadores de agua nebulizada (sprinklers), una solución idónea dado que se trata de una estructura completamente de madera y de grandes dimensiones.
También se han introducido otras mejoras importantes a raíz de nuestras propuestas. Una de ellas fue la numeración de las distintas naves del edificio. El personal de mantenimiento las conoce por nombre, pero para nosotros, que trabajamos bajo presión y con protocolos muy definidos, el uso de números facilita una actuación mucho más rápida y precisa. Si nos indican que el fuego está en la nave número 3, sabemos exactamente dónde dirigirnos sin pérdida de tiempo.
No obstante, aún hay aspectos que se podrían seguir mejorando. Por ejemplo, en algunas naves ya existen exutorios, unas aberturas o ventanas que permiten acceder con rapidez a la zona bajo cubierta y llegar directamente a las vigas de madera. En la zona donde se produjo este incendio, en cambio, no contábamos con esos accesos. Esto nos obligó a actuar con herramientas propias -bicheros, palanquetas- para abrir huecos en la cubierta y poder alcanzar esas estructuras. Pero entendemos que siempre hay que conjugar la operatividad con la protección del patrimonio.
-¿Qué otras medidas preventivas recomendarían?
-En intervenciones sobre patrimonio hay seis principios clave: previsión, prevención, plan de autoprotección, intervención, plan de salvaguarda y recuperación. Todos ellos deben repasarse y afinarse. Por ejemplo, disponer de menos material inflamable dentro, analizar a fondo los riesgos, tener bien definido el plan de salvaguarda: qué bienes se sacan primero, y activar la fase de recuperación desde el primer día.
-¿Cómo valora la propuesta de Medalla de la Ciudad como un reconocimiento al cuerpo de Bomberos por su valiente y eficaz actuación?
-Hemos recibido muchas muestras de cariño y el apoyo de la ciudadanía de Córdoba. Además, nos han felicitado desde otros servicios en España, incluso del extranjero. La propuesta de la Medalla es un orgullo enorme porque reconoce el trabajo de todos.
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