Juanjo Roig: «Córdoba está llena de imágenes de San Rafael que nos pasan desapercibidas»

-Este es su primer libro. ¿Cómo llegó al mundo de la escritura?

-He sido toda la vida médico de urgencias en el Reina Sofía, hasta mi jubilación, y mi único contacto con la escritura fueron comunicaciones para congresos o libros técnicos. Aparte de eso nunca he pretendido escribir un libro. Lo que me gustaba era hacer fotografías o montar mis vídeos. Empecé a hacer fotografías de los triunfos y de paso buscaba información sobre ellos. Y ahí empiezas a encontrarte más y más cosas. Y empiezas a liarte y liarte y liarte... [ríe].

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San Rafael: ¿Custodio o patrón de la ciudad de Córdoba?

J. G. H.

El título de patrón lo tiene San Acisclo, mientras que el Arcángel es el que salvaguarda a esta tierra y sus habitantes desde el siglo XVI

-¿De dónde surge la devoción tan fuerte a San Rafael en Córdoba?

-De dos apariciones. La primera al fraile mercedario Simón de Sousa en el siglo XIII. San Rafael se aparece como protector de la ciudad en el contexto de una epidemia de peste. El arcángel le pidió que pusiera una imagen en la mayor torre de entonces, que era la de San Pedro, y designaran un día para venerarla. Pero ahí San Rafael era un benefactor, aún no era el custodio de la ciudad.

-¿Existe esa figura?

-Ya no. Ramírez de Arellano cuenta que se cambió de sitio dos veces pero no hay más datos. Es algo que me consta ha intentado averiguar el cronista de la ciudad sin conseguirlo aún.

-Luego llegan las visiones del Padre Roelas.

-Tres siglos después de la aparición a Simón de Sousa llegan las del Padre Roelas, de donde surge la verdadera devoción de Córdoba con su custodio. Se le apareció varias veces para revelarle que los huesos encontrados tres años antes en la parroquia de San Pedro eran las reliquias a los Santos Mártires de Córdoba. Roelas fue muy discreto con respecto a estas visiones, porque estaba enfermo y por tanto no tenía seguridad de que fuesen producto de la enfermedad. A instancias ya de las autoridades eclesiásticas, interroga a una de las figuras que se le aparece por su identidad. Y entonces San Rafael le hace el famoso juramento de protección a la ciudad.

-¿Cuántos triunfos de San Rafael hay en Córdoba?

-Teníamos doce y ahora once, ya que el año pasado se cayó uno por el viento, el del Alpargate. Sobre él corre un falso rumor: que era el San Rafael del antiguo estadio de fútbol. Y no es así. Vino desde el Castillo de la Albaida del Duque de Hornachuelos hasta las antiguas casas consistoriales. Con la construcción del nuevo Ayuntamiento se quedaría en depósito hasta que se hizo el triunfo en 1976.

-¿Ha habido veces con más triunfos en Córdoba que esos doce?

-No. Lo que me ha servido el libro es para descubrir triunfos que no conocía, como el del Alpargate precisamente, que no se veía bien con los árboles. O el de los jardines del Santo Cristo que hay en Ollerías en dirección al Marrubial. Allí estaba la antigua casa de los locos de Córdoba. Y luego hay muchas imágenes, que no triunfos, que no vemos porque no sabemos a dónde mirar [ríe]. Córdoba está llena de imágenes de San Rafael que nos pasan desapercibidas.

-¿Cómo cuáles?

-Imagínese. Una está por donde pasará casi todos los días [ríe]. Está arriba, en el vértice de la Iglesia de la Merced, en la Diputación. Mide más de dos metros y pasa desapercibida [ríe].

-Y tanto. No caigo ahora mismo. A partir de ahora iré obsesionadamente buscando sanrafaeles.

-[Ríe] Otra no la he incluido en el libro porque está en un interior. Arriba del coro de la Catedral hay otra talla de madera enorme. Y nadie la ha visto [ríe]. Y ahora se ve muy bien, porque ya no la tapa una araucaria que se secó, la imagen del jardín de las Capuchinas, cuyo convento está dedicado a San Rafael. Otra muy interesante, la única policromada, es la que hay en el cementerio de San Rafael. Otra imagen está en el pasaje Junio Galión, única persona cordobesa que aparece en la Biblia. Es idéntico a otro San Rafael que hay en el hotel Palacio del Bailío. Precisamente el obispo de Bangassou me hizo un prólogo precioso, que es lo mejor del libro [ríe], en el que apuesta por que se descubran en familia los San Rafaeles que van apareciendo por Córdoba.

-¿Cuál es el triunfo de San Rafael más antiguo?

-El del Puente Romano. Aunque no tiene la estructura de base, columna, capitel y el santo arriba. Podemos decir que le falta... un trocito de columna, pero todo el mundo lo considera un triunfo. No voy a ser menos. Es de 1651.

-¿El más moderno?

-El de la calle Sebastián Cuevas. Se hizo en el 2014.

-¿Qué ha descubierto en su trabajo sobre los triunfos de San Rafael?

-Por ejemplo que el de la Plaza del Potro se quiso trasladar en los años 70 a la Avenida de Carlos III, para que, en el cruce con la carretera de Madrid, diese la bienvenida a todo el que llegaba a Córdoba. O el caso del de Puerta Nueva, en los jardines de la niña del milagro, que se colocó porque sobró dinero procedente de unas corridas benéficas de toros destinadas a construir en el lugar una fuente.

-¿Quién los financiaba?

-Todo el mundo. Desde particulares hasta el Ayuntamiento pasando por los propios vecinos.

-¿Que reivindica con respecto a estas estatuas?

-La mayoría de las imágenes están muy deterioradas. La de los jardines del Santo Cristo está llena de pintadas. Otras tienen líquenes y musgo.Me gustaría que se restauraran, y que si hace falta se hagan réplicas. Al final, como sigamos así, los vamos a perder.

-¿Son privativos estos triunfos de la capital?

-No. Hay triunfos en varios pueblos, Iznájar, Baena, Montoro, Castro del Río o Villafranca. De hecho varios de ellos me sirven de hilo conductor para explicar esta semana en una charla la relación entre los triunfos de San Rafael y el camino mozárabe de Santiago, que pasa por Baena, Castro y, a su entrada en Córdoba, lo hace por el Puente Romano y luego Cardenal González. Por todos esos sitios hay triunfos de San Rafael.

- Por cierto, ¿cuál es su San Rafael preferido?

- Es uno que no está a la vista. Está en la casa de los Hermanos de la Cruz Blanca. Es muy pequeño, quizá no tenga valor artístico, pero está ahí junto a los enfermos, como si estuviera protegiéndolos, y me da mucha ternura.