Córdoba entre líneas
Gabriel Pérez Alcalá: «Hay universidades privadas que expenden títulos como chiringuitos»
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Córdoba
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Iniciar sesiónEstá a sólo unos meses de dejar los despachos de gestión para volver a las clases, a la investigación y a las estancias en el extranjero. Gabriel Pérez Alcalá, que será sucedido el próximo septiembre como rector de la Universidad Loyola por ... Fabio Gómez-Estern, fue el hombre clave en la modernización de ETEA y, luego, en la gestación de la Universidad Loyola, que ya supera su década de andadura -dio las primeras clases en 2013- y que en el último curso cerrado sumó 5.729 alumnos en sus campus de Córdoba, Sevilla y Granada.
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-¿Le da vertigo mirar hacia lo que ha vivido en los últimos quince años?
-Estoy satisfecho porque creo que hemos cumplido con nuestro deber, y hemos cumplido con lo que nos encargó la Compañía de Jesús, y al mismo tiempo hemos hecho lo que queríamos hacer como universitarios, que era una buena universidad. Al equipo que ahora sale, las cuatro personas que estuvimos al frente de ETEA desde 2008 y desde 2011 al de Loyola, nos ha movido en todo momento nuestra vocación universitaria y nuestra vocación de servicio a la Compañía de Jesús. Y en este sentido creo que hemos hecho un buen trabajo, y hemos tenido muchos avatares.
-Como cuáles.
-Desde la lucha con la Junta de Andalucía, a la resistencia de la sociedad civil y de la universidad pública. Hemos vivido también la crisis de Abengoa, hemos vivido la pandemia, el cambio profundo en la universidad española... Y a pesar de todo eso, al ser la primera universidad privada de Andalucía, revolucionamos el panorama. Hombre, la Junta de Andalucía tiene que aprender todavía a tratar a las universidades privadas, porque muchas veces nos trata como si fuéramos públicas... Y, luego, hemos innovado en muchísimas cosas. En internalización hemos sido la primera universidad española que ha tenido títulos duales con Estados Unidos, hemos expandido nuestras relaciones internacionales por todo el mundo, y con América a través de la red de las universidades de la Compañía; hemos construido una universidad privada fuerte en la investigación, de hecho ahora mismo estamos entre las mejores andaluzas en este campo. Todo estos méritos no son sólo del equipo que sale ahora en septiembre, sino de toda de la comunidad de Loyola, de todas las familias, empresarios, instituciones, medios de comunicación que a lo largo de estos años nos han dado su apoyo. Hemos cumplido con nuestra misión a pesar de nuestros errores. Y mi sentimiento, por ello, es de agradecimiento.
Los errores
-¿A qué errores se refiere?
-Los aciertos son del conjunto del equipo, pero los errores los tiene que asumir el principal responsable, exclusiva y excluyentemente. Así que el primer error que yo cometí fue el catálogo inicial de estudios: de los primeros diez títulos de grado que nosotros pensábamos que íbamos a poner, y al final sólo pudimos desarrollar cinco, porque los otros cinco se habían quedado obsoletos en el tiempo que tardamos en ponerlos en marcha, no tenían demanda. Hay que pensar que estábamos entonces en el cambio de Bolonia. Reaccionamos y en 2014 teníamos un catálogo nuevo. Ya le digo que los primeros tres años fueron duros. Ahora contamos con un catálogo muy vivo, como muestra la apuesta por Ciencias de la Salud y las Artes. Y luego, sí, hubo más errores... Te dejas llevar por universidades que son más antiguas que tú: nosotros empezamos con una estructura de universidad muy clásica y nos dimos cuenta luego de que no nos iba a funcionar y la modificamos entera, hasta tal punto que ahora podemos decir que la Universidad Loyola es mucho más cercana a una norteamericana que a una española. Luego ha habido errores más íntimos..., pero los pecados, al confesor.
-¿Cuántas veces han escuchado ustedes el reproche de: 'Esta gente de qué va'?
-Muchas veces, sí... (risas) Pero bueno, hemos tenido éxito. Todos los años crecemos y hay gente que quiere estudiar con nosotros. Atraemos a estudiantes de toda España, a extranjeros. Y ya estamos haciendo promoción fuera de nuestras provincias cercanas. Claro, eso de 'esta gente de qué va' nos lo han dicho cuando han visto que una universidad privada está centrada en la investigación y ha dado cuatro doctorados, o cuando han visto lo flexible que somos, o los convenios que tenemos con Estados Unidos. Nosotros interpretamos más por dónde van las grandes tendencias universitarias mundiales, y problablemente sean otras universidades españolas, las más clásicas, las que tengan que hacer un esfuerzo de adaptación a la realidad, porque el modelo español es casi único en el mundo: es un modelo napoleónico del siglo XIX, y pudo haber cambiado en la década de los ochenta cuando Maravall quiso hacer la Ley Reforma Universitaria, y todos se le resistieron, quizás porque era demasiado avanzada para su época.
-Ha hablado también de la resistencia de la Universidad de Córdoba (UCO).
-Bueno, de la resistencia de la universidad pública como conjunto. La UCO y ETEA, y luego Loyola, siempre han tenido una fantástica relación. Cuando yo empecé estaba de rector José Manuel Roldán y tengo que decir que la negociación con él fue muy amigable y muy fluida: él apoyó a Loyola.
-Pero en ese momento todavía no eran ustedes competencia real.
-Después si lo hemos sido. Luego, con Gómez Villamandos, la relación fue también cordial y fluida, con los naturales piques de competencia, que se veía todos los meses de mayo con la publicidad en la ciudad. Nosotros no hemos tenido una postura frontal de la UCO, sino que ha habido un clima de colaboración. Hemos procurado que nuestro catálogo en Córdoba sea diferente al de la UCO: completamos su oferta más que competimos. Ahora, con Torralbo, también hay colaboración.
-Sobre las universidades privadas sigue pesando eso de que 'si lo puedes pagar, métete que apruebas'.
-Vamos a ver. El debate sobre universidades en España es increiblemente superficial, y a nivel político también, porque en España no tenemos cultura universitaria: aquí no se hace cine ni literatura sobre universidades, ni tampoco estudios acerca de ellas, y hasta hace poco no han salido los ránkings. Y siguen pesando las generalizaciones: universidad pública, buena; y universidad privada, mala. Pues no: hay públicas que son malas y otras que son muy buenas. Y con las privadas pasa lo mismo: hay unas que son de mucha calidad y otras que funcionan como chiringuitos expende títulos. Las Pompeu de Barcelona, Carlos III, Comillas, Deusto o Navarra tienen una calidad garantizada. Loyola es la tercera de España en internalización, por detrás de Comillas y de Carlos III. Y en cuanto a las normas de permanencia y exigencia hay que decir que en Loyola si no apruebas la mitad de las asignaturas te vas, por lo que es más dura que en cualquier universidad pública española. Y lo mismo pasa con la exigencia. Y sí, hay universidades privadas en las que pagas y te dan el título.
«La Junta de Andalucía tiene que aprender todavía a tratar a las universidades privadas»
-¿Qué cree que le ha aportado la Universidad Loyola a Córdoba?
-En 2008, sin que Córdoba lo supiera, precisamente por los avatares que habíamos vivido en el mercado universitario cordobés, ETEA tenía un futuro muy comprometido, y lo primero que hicimos fue mantener sus ciento cuarenta puestos de trabajo. Y en plena crisis económica, en 2010, fuimos la única institución en Córdoba que hizo una inversión económica de varios millones de euros para construir nuestro Edificio 4. El alcalde, cuando vino a visitar las obras, nos dijo que teníamos la única grúa que se veía en la ciudad. Además de la tradición de ETEA, aunque no se vive del pasado, nosotros hemos aportado un nuevo catálogo de títulos, como los tres de Comunicación, algunos muy novedosos como Relaciones Internacionales, metimos también Criminología, y fuimos los primeros en introducir Psicología y luego la UCO nos copió. Y también hemos mantenido un estilo de docencia muy centrada en la persona, muy cercana a los estudiantes y muy internacional: en el Campus de Córdoba, más de doscientos de los mil estudiantes son extranjeros, con lo que estamos en una de las ratio de las más altas.
-Qué pervive de la esencia de la Compañía de Jesús en la actividad diaria de su universidad.
-Está presente desde el nombre hasta el aire que respiramos en nuestros campus, tanto en Córdoba como en Sevilla como en Granada. ¿Y qué significa esto? Pues desde el compromiso de sostenibilidad de nuestros campus, pasando por el compromiso con países desfavorecidos, especialmente en Centroamérica a través de nuestra Fundación ETEA, o nuestra implicación en las barridas desfavorecidas de Córdoba y de Sevilla, pasando por la calidad universitaria que sigue la tradición pedagógica de la Compañía de Jesús de 450 años, o la forma de organizar nuestros campus y el modo de proceder interno, y terminando por una cosa que es muy importante: el ofrecimiento de la espiritualidad ignaciana, cristiana a toda la comunidad universitaria y también a las personas que de fuera; en nuestras clases hay siempre espacios de reflexión para que cada uno de nosotros puede cubrir, si así lo quiere, el sentido de la trascendencia. Nosotros hemos hecho una buena universidad, pero sobre todo una buena universidad jesuita.
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