El tren que sí pasa dos veces

Hoy vemos como se expande la red con agravios supinos como los de Almería y Huelva, con la reminiscencia proetarra del bloqueo a la 'y' vasca o la vergonzante falsedad de los trenes que Sánchez manda para Extremadura. Y las expectativas en todos estos lugares, y los que los antecedieron como Málaga, Valencia, Zaragoza y hasta Granada, son innumerables como plataforma de relanzamiento y abanico de oportunidades desde el urbanismo a la economía pasando, lógicamente, por el maltrecho turismo.

Hay toda una competencia entre 'ciudades AVE' en estos momentos pero ninguna, salvo Madrid y Barcelona, cuenta con el flujo que Córdoba sigue atesorando en ese mapa que se va poblando de colores y al que ahora llega el tren privado tras la liberalización del sector ferroviario comercial.

Mi peregrina percepción, sin el rigor de una sesuda auditoría —no esos informes que sirven para trincar dinero público y cualquiera de ustedes podría hacer en su casa en unas semanas—, es que Córdoba no ha terminado de aprovechar del todo esta suerte geográfica que nos tocó en su día y que hasta los romanos supieron sacar un partido extraordinario. Y quizás esa sensación incompleta sea más fácil de delimitar si pensáramos por un momento qué hubiese sido de Córdoba sin el AVE en estas últimas tres décadas. Sería fácil buscar ejemplos próximos en el territorio de lo que hoy en día podríamos ser.

Pus aún así, hay trenes que sí pasan dos veces por la vida, y en esta ocasión, las posibilidades que abre la llegada de operadores privados de alta velocidad como Iryo y Ouigo multiplican el escaparate en el que Córdoba sigue posicionado hasta el punto, como hemos publicado esta semana en ABC, de que podría darse la circunstancia real de ver pasar cada 12 minutos una de estas locomotoras a toda máquina. Hasta 84 conexiones (contando con las que Renfe tiene) entre Madrid, Málaga y Sevilla pivotando por Córdoba, un dato inédito y del que habría que descontar aquellos servicios que el 'by-pass' de Almodóvar del Río enlazará directamente a las capitales hispalense y malagueña. Un asunto en nada baladí y del que poco se se habla, hasta el punto de que el Gobierno presume de que es una inversión de Córdoba (¿).

Sea como fuere, el horizonte que se avecina en un año es halagüeño sobre el potencial que vuelve a adquirir la ciudad en el tablero de la nueva alta velocidad. La pregunta es la misma de tantas ocasiones: ¿Hay alguien trabajando en ello? ¿Existe el propósito de crear un estrategia para aprovechar este nuevo 'regalo'...? El tiempo lo dirá.