Time Lapse
La memoria de Campanero
La boca se nos llena de cordobesismo en un fácil ejercicio de barra de bar; los hechos nos retratan
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Iniciar sesiónEl fútbol también sufre esa cruel patología sibilina que abrasa cualquier ámbito de nuestras vidas hoy: el efímero presentismo. Desconcertados ante un huracán de impactos informativos diarios como ametralladoras, ni nuestro cerebro, ni nuestra memoria, ni nuestra voluntad son capaces de sortear ... esa tempestad infructuosa que nos empapa y deriva lo supérfluo a la categoría de prioridad en una 'indigencia mental' (como dice el siempre recomendable filósofo cordobés José Carlos Ruiz) que nos empobrece a marchas forzadas. Peces sin destino y de memoria frágil. La última frikada de Tiktok, el último bodrio en video o el jaleado gol de dudosa factura que martillea nuestra retina se anteponen a la reposada memoria de la raíz. A lo que un equipo de fútbol es, representa e incluso repite sin cesar como una maldición de errores del destino.
Ha pasado un año desde que falleció Rafael Campanero, el presidente de honor del Córdoba CF, y de todo lo que se prometió en aquellos días compungidos y estoicos de su despedida... no se ha hecho absolutamente nada. Apúntenselo en el pliego vergonzante de descargos. Ni un homenaje -que menos mal que se le dio en vida en el Real Círculo de la Amistad-, ni un mísero partido benéfico, ni un trofeo, ni un pasaje o callejuela del Casco o un equipamiento deportivo o pista de barrio. La boca se nos llena de cordobesismo en un fácil ejercicio de barra de bar, pero los hechos nos retratan.
No voy a abrir una oportunista cuenta en change.org para que firme todo el orbe y luego me dé el 'postinazo' gaditano de pedir que al Arcángel le pongan 'Campanero Arena'. No sé si veremos algún día arreglado el mamotreto de estadio más caro del mundo. Y si se acabará llamando de otra manera alguna vez. Es una cuestión de mera formalidad.
Baréin está muy lejos de Almodóvar del Río (no precisamente en la raíz de la historia), de donde era Rafael, pero alguno de los hombres que reportan a aquel infinito podrían explicar para que se entendiera que el mismo cordón umbilical sigue en esta nueva andadura. Y también quienes mandan en la ciudad, deberían arreglar este desaire.
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