Francisco Escalera muestra en Córdoba un paisaje real filtrado por su sensibilidad

Como ha subrayado el comisario de la muestra, Félix Ruiz Cardador, esta muestra recorre la obra de un autor con treinta años de carrera, premios importantes en toda España, y que se caracteriza por «interiorizar el paisaje y devolverlo marcado por el tamiz de su sensibilidad».

Así que los que miran sus cuadros ven primero paisajes, pero jamás reproducciones fotográficas, sino intervenidas por la personalidad del pintor y con elementos que le llevan a conseguir lo que quiere. La muestra, organizada por la Delegación de Cultura de la Junta de Andalucía, se podrá visitar hasta el 24 de octubre.

A lo largo de los 32 piezas, resumen de treinta años de trabajo, se recorren casi todas las etapas del trabajo del autor, comenzando por 'Paisajes de paso', que entre 2002 y 2007 le llevó a mostrar espacios marcados por la geometría, como los que veía desde las autopistas.

Nunca son una representación fiel de la realidad, como ha explicado al mostrar un paisaje de autovía, porque la luz tiene un amarillo que puede ser propio de un amanecer, y que le interesaba recrear en aquel momento. Representa también puertos y barcos de rescate, y aquí entra ya otro de los elementos fundamentales de su obra: el agua, presente en las obras del puerto de Cartagena.

Los críticos, dice, etiquetaron las obras de esta época como «pintura de ingeniería», y dio paso a 'Déja vu', que entre 2008 y 2018 mostró cómo la paleta del artista «se hacía más cálida, y la atmósfera menos geométrica, porque me interesa también la esperanza».

De aquel tiempo son también algunas de sus obras más celebradas, de la serie 'Territorios de agua', en que aparecen ciudades marcadas por sus ríos. Comenzó con el Guadalquivir en Córdoba y Sevilla. Los colores, la luz y la composición de un paisaje tan real como en el fondo recreado por el artista son constantes en este momento.

La exposición reúne también la serie 'Estivalia', donde refleja, ya con una paleta muy cálida, paisajes de playa veraniega, aunque siempre con la personalidad de Francisco Escalera. Es lo que sucede en Isla Cristina, donde la visión del faro se muestra con cielo amarillo y globos que no estaban en la composición, pero que aportan un elemento simbólico.

Al llegar al viaje a Italia, cuenta algo fundamental para entender su obra: lo hizo en 2017, pero rumió todo lo que había visto y no empezó a pintar hasta 2019. Así aparecen los paisajes de Florencia, Venecia y Roma, como una interacción entre patrimonio, urbanismo y luz, siempre huyendo de la postal.

Una última tendencia le ha marcado últimamente, y es lo que llama las 'Playas crudas', que son las riberas del mar protagonizadas por la industria y los barcos mercantes. De sus visiones en el Polo Químico de Huelva ha plasmado un paisaje futurista.