La Fiscalía retira la acusación contra los trabajadores de El Tejar por delito ambiental

La Fiscalía que solicitaba en un principio dos años de prisión para cada uno de los cinco acusados y una multa de 57.800 euros para El Tejar ha modificado su escrito acusando sólo de un delito contra los recursos naturales continuado pero imprudente al entender que estas dos compañías «tienen responsabilidad por fallos en el sistema de control porque que si hubo avería -como alegaba la defensa- no tuviera consecuencias en el dominio hidráulico».

En sus conclusiones definitivas, la fiscal ha solicitado para cada una de las dos oleícolas una multa de 6.750 euros y la retirada de la responsabilidad civil contra la empresa al entender que «no han sido tasados ni hubo peritaje de los daños causados ni al cauce por la muerte de peces ni afectación de acuíferos o fincas». La defensa, por su parte, ha pedido la libre absolución de El Tejar y Agroenergética al entender que no quedó «sustanciado el daño».

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La segunda sesión del juicio ha arrancado este martes con la declaración del jefe de servicios de vertidos de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir, (CHG) encargado de la calidad del agua. En su declaración, este experto, a petición de la fiscal, ha expuesto que el alpechín es subproducto líquido resultante de la molturación de la aceituna pero que presenta una demanda oxígeno masiva y también conlleva toxicidad por lo que el problema que provoca es el agotamiento de oxígeno en el agua lo que afecta a la flora y fauna acuáticas.

Esto es, la demanda de agua que necesita ese material para degradarse. «Un litro de alpechín consume el oxígeno de 10.000 litros de agua. En nuestra zona es lo más contaminante», reconoció. Y ha puesto como ejemplo el desastre ambiental que supuso en 2017 un vertido de este mismo complejo de tratamiento oleícola El Tejar. «Tenemos ese precedente significativo en el que la mayoría de los 50.000 peces murió por falta de oxígeno y además hay que tener en cuenta que este líquido tarda en degradarse», ha añadido.

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En esta línea, este responsable de la CHG ha abundado en el hecho de que «cuando la situación hídrica es favorable porque ha sido una época muy lluviosa es más difícil agotar el oxígeno pero en situaciones de sequía es más peligroso y el alpechín afecta a las especies acuáticas, aves, peces plantas o fitoplancton».

Para este testigo, a preguntas de la jueza, ha señalado que no le cabía lugar a dudas de que los vertidos de alpechín al cauce por parte de esta orujera fueron «intencionados».

En este sentido, este responsable de la CHG ha declarado que el vertido de 2013 «estaba en una arqueta de la fábrica donde apareció una manguera amarilla con una llave y cuando el técnico acudió a la planta para ver lo que había pasado y volvió al lugar para tomar las muestras las condiciones del vertido habían cambiado; eso ocurre a veces, avisamos a la orujera que vamos a proceder a la toma de muestra y cuando vamos al lugar o han cortado el flujo de alpechín o ha cambiado de forma sustancial».

Este responsable de la CHG también ha señalado que los valores límites de emisión dependen del cauce. «No hay un valor único para todos. Los daños son valorados en función de los daños provocados al dominio público acuático. No es lo mismo hacer esa medición en un cauce como el Rhin que en un arroyo».

En este sentido, señaló que aunque no hubo mediciones en el vertido de 2015, «fue el peor vertido de los cuatro registrados en esta causa. Hay evidencia clarísima por el Seprona de que llegó a una gran extensión hasta el río Guadajoz pero no tenemos muestras. En ese momento coyuntural la CHG estaba cambiando de Administración y no había laboratorio contratado lo teníamos desmantelado; lo que sabemos es que no salió por la línea de depurados sino por la zona de balsa de residuos», ha declarado a preguntas del fiscal.

En este sentido, este testigo ha recordado que «no tenía que haber ningún tubo así en una balsa. En el vertido de alpechín al Guadajoz de 2015 igual, ¿qué es una tubería que conecta una balsa con un cauce?; eran prácticas instauradas, malas prácticas».