Pasar el rato
Como Dios manda
Ahí viene el beato Hurtado, hermana Dolores, por el aura de la cabeza y la pajarita lo conocí. En él habita la gracia
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Iniciar sesiónCuando un concejal socialista del Ayuntamiento de Córdoba decide ajustar su conducta política al mandato divino, todo el orden social de esta ciudad queda trastocado. Se desconcierta el Cabildo, las cofradías revisan sus principios fundacionales, el PP duda entre continuar con su trabajo ... o abrir un supermercado, y los viejos comunistas leen a escondidas el Evangelio de san Juan, por si Dios tuviera razón.
El portavoz municipal del PSOE ha declarado a este periódico que abandonará la política en 2027, sin presentarse a las próximas elecciones municipales. Lo hará después de 30 años con el mazo dando, aunque sin haber rogado a Dios previamente, porque tenía reservado a Dios para el final.
Por eso dice ahora que él no se va de la política de cualquier manera, sino «como Dios manda». Después de mandar durante tanto tiempo, no puede sorprendernos que tenga familiaridad con los mandatos de Dios. El poder hace extraños compañeros de eternidad. Aunque la experiencia demuestra que el poder acerca más al Tribunal Supremo que a Dios, parece que hay excepciones.
A poca distancia de la cabeza esmeradamente rasurada de don Antonio Hurtado -el concejal que se va como Dios manda- emerge una pajarita que contribuye a amplificar su personalidad. Cabeza y pajarita hacen de don Antonio Hurtado un político distinguible entre mil. Haga lo que haga -incluso no haciendo nada, que muchas veces es lo mejor que se puede hacer en la vida pública- todo el mundo sabe quién es, en eso consiste la inmortalidad. Y a partir de ahora, las damas más piadosas del califato lo añadirán al santoral.
Ahí viene el beato Hurtado, hermana Dolores, por el aura de la cabeza y la pajarita lo conocí. En él habita la gracia. Encomendémonos a su protección. Los errores, los fracasos, las enemistades, las inconveniencias que su oficio acarrea, quedarán compensados con la decisión sublime de marcharse por propia iniciativa, de marcharse sin que nadie le haya dicho váyase, señor Hurtado.
Eso es muy meritorio en un tiempo en que lo único destacable de muchos políticos -empezando por el jefe nacional de don Antonio- es una acusada vocación de pila para linterna: durar. Como no querrá tomar el nombre de Dios en vano, el socialista cordobés se irá dentro de veinte meses. Y se quedarán los pájaros cantando y los cordobeses votando.
Nos avisa con tanto tiempo para que vayamos adquiriendo la costumbre del luto. Si sabe agonizar con elegancia, a su despedida convendrá la versión política de un reconocido endecasílabo de Petrarca: Un buen final honra toda una vida dedicada al PSOE cordobés. Este subalterno de las letras le desea a don Antonio Hurtado que puedan decir de él los futuros cronistas: Hubo una vez en Córdoba un político socialista que se fue sin ruido y sin queja. Que se fue como Dios manda.
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