Darío Reina,Cáritas Diocesana de Córdoba: «Tenemos que implicarnos todos en hacer que la pobreza deje de ser crónica»

-¿Con qué objetivo llega a Cáritas?

-El primero, servir a la Iglesia porque la Iglesia ha contado conmigo. Yo soy un cristiano de parroquia; en un momento dado se me ha pedido un servicio diocesano más específico, pero entiendo que la acción caritativa no es algo que está aparte de la vida de la Iglesia: los cristianos estamos llamados a evangelizar, a formarnos, pero servir a los pobres es consustancial a ser cristiano. Me toca esta etapa.

-¿Qué le encomienda el obispo: mantener lo hecho, cambiar algo?

-Cuando en cualquier institución hay un relevo siempre es positivo porque la persona que llegue y el equipo potencian todo lo bueno que se ha hecho y como cada uno tiene su propia visión traeremos nuevas iniciativas u otra impronta. Antonio Reyes tiene el cargo de delegado diocesano y vamos de la mano de nuestro obispo, don Demetrio. Cáritas forma parte de la Iglesia y la Cáritas parroquial no es una sucursal de la diocesana o la nacional. Donde hay Iglesia trabaja Cáritas y nos vamos organizando de forma piramidal para ser más eficaces.

-¿Qué consejos ha recibido?

-El día de la despedida de Salvador Ruiz (el anterior director) me decía que escuchara mucho, y ése es un consejo que me lo he grabado a fuego. Escuchar a las personas más cercanas, a las parroquias, a los sacerdotes, los responsables de voluntarios, las necesidades de los usuarios y lo que nos demandan.

-Visitó con Antonio Reyes, el delegado diocesano de acción caritativa-social, los centros y a los trabajadores, ¿qué sensación se llevó?

-La primera, de orgullo bien entendido porque muchas veces no somos conscientes de la labor tan importante que se está haciendo y de cuántas personas se están beneficiando de esa labor. Cuando vas a la casa de acogida y ves las caras, o al hogar, o a Solemccor y te impregnas de las historias personales es Cáritas y la Iglesia la que lo está haciendo. Y mucha entrega por parte de los 45 trabajadores. Había una trabajadora que tiene tatuado el logo de Cáritas y me llamó la atención, me emocioné incluso. A Antonio y a mí nos han recibido con mucho cariño. Estamos encantados, estoy ilusionado, es una parte de la Iglesia especialmente bonita. Hemos visitado los cuatro centros de alrededor. Ahora mismo no hemos entrado en contacto directo con las parroquias y tenemos que formar estructura, una comisión permanente. Tenemos que ponernos a ello y habrá tiempo.

-Más de 22.000 personas y siete millones de euros de inversión. Son las cifras de Cáritas de 2023, ¿de este año tiene algunos datos?

-Ahora mismo está habiendo una reducción: en los últimos años las necesidades han superado los recursos y hay proyectos que se han abierto y se han tenido que acortar. Estamos en un proceso de estrechar el cinturón y llegar a donde podemos llegar. Por ejemplo, Solemccor ha abordado muchos proyectos de inserción, pero al final es una empresa que tiene que ser sostenible. Este año se ha cerrado temporalmente Taghba, el proyecto de restauración.

-En un tiempo en que la pobreza se vuelve crónica, ¿qué se puede hacer?

-Es una cuestión que nos atañe a todos, que seguro que Cáritas no va a poder resolver. Es la sociedad en su conjunto. Una de las labores de Cáritas es esa sensibilización. Tenemos que ser capaces de transmitir que en Córdoba tenemos varios de los barrios más pobres de España y es así desde hace generaciones. No debe darnos igual y que no sea prioritario. En el momento en que para la sociedad sea prioritario las administraciones destinan recursos a resolverlo. De las personas sin hogar vemos ya tan natural que una persona esté en tal esquina o parque y las entidades que la visitan cada noche hagan la misma ruta para atenderla y pasan años. Podemos paliar y ayudar en ese momento concreto, pero mientras veamos natural que eso sea así, queda cronificado. En descronificarlo tenemos que implicarnos todos.

-La sociedad cada vez es menos creyente o practicante, ¿es más difícil concienciar que antes?

-Creo que son cosas distintas. El cristiano no puede separarse de la caridad y para la Iglesia y cualquier institución el servicio a los pobres es una prioridad. En general toda persona de buena voluntad está sensibilizada con muchísimas causas. Es cuestión de prioridades.

-La inserción laboral es un puntal de Cáritas, ¿en qué se centra?

-Solemccor está trabajando en el ámbito del reciclaje de papel y cartón, en la destrucción de papel confidencial, y en textil. En la parte de cartón hay una estructura de recogida que abarca toda la ciudad y hay contenedores depositados igual que los de Sadeco. Y de textil hasta ahora había contenedores propios en parroquias y sitios privados, y ahora se van a incorporar por una concesión administrativa del Ayuntamiento, se van a poner muy pronto en la calle. Del textil primero se ve lo útil y se le da una segunda vida en tiendas, y la fibra se aprovecha.

-Pasada la crisis del Covid, ¿qué enemigos combaten en las parroquias?

-Hay mucha dificultad con el acceso a la vivienda. El acceso a la vivienda en propiedad cada vez es más complicado para la gente joven que quiere crear su proyecto de vida; los alquileres cada vez están más altos. En las necesidades básicas hay dificultad. Hemos sufrido un tiempo de inflación bastante importante y cada vez hay más gente que no llega a final de mes. Esa atención primera, básica de urgencia son las Cáritas parroquiales las que están atendiéndola con la bolsa de alimentos, pagando una factura para que no corten la luz. Pero hay que ver que esa persona sea luego capaz de insertarse.

-Los voluntarios en Córdoba y provincia son 1.500, ¿qué retos hay?

-Ser capaces de acoger a más voluntarios y organizarnos para que cualquier persona que tenga esa inquietud encuentre un hueco adecuado a su capacidad y utilidad. Tenemos encomendado sensibilizar de que la caridad es de todos, cristianos y no cristianos. Y por lo pronto, los cristianos. Y tenemos que promover el incorporarnos a esa caridad de la forma que sea: con nuestro tiempo; con nuestros recursos y economía; o con la oración, esto es trabajo de todos.

-¿Qué perfil tienen?

-Pienso en voluntarios y pienso en jóvenes universitarios, en personas que se han jubilado y todavía tienen mucho que aportar y ahora dedican todo su tiempo a esto. En un matrimonio y un hijo joven que están dando comida en la Casa de acogida Madre del Redentor. Y en las Cáritas parroquiales hay personas mayores y jóvenes que reparten alimentos o visitan a personas que están solas.

-También tiene Cáritas el Hogar Residencia San Pablo, ¿en qué momento está?

-Tenemos 29 personas residiendo allí. Cuando lo visité me resultó entrañable porque es un hogar. El perfil es de personas que provienen de situaciones de exclusión, pero se valen por sí mismas.

-La labor en la Casa de acogida es crucial, ¿verdad?

-Son 40 residentes, está al 100 % de su capacidad y cuando sale uno enseguida entra otro. Provienen de la calle, con adicciones, y tienen allí un refugio, una posibilidad de empezar de nuevo, y se trabaja con ellos para que puedan llegar a tener una autonomía como personas, y salir de esa situación en la que nos podemos ver todos (un problema económico, una ruptura familiar). Hay personas desde los 18 años hasta los 60, de todas las edades, nacionalidades, religiones, situaciones. Es una estancia transitoria. Hay un proyecto para que reclusos puedan acceder al tercer grado y ayudarles a encajar en la sociedad.

-¿En formación en qué se trabaja?

-Formación técnica para nuestras Cáritas parroquiales porque ser voluntario no significa no ser profesional. Y en el ámbito laboral en Solemccor por ejemplo para que se puedan sacar el carnet de conducir camión. En hostelería y textil, en talleres de costura, se ha trabajado mucho. Y hemos hecho un curso de electricidad para dar herramientas a las personas para que su perfil profesional sea más atractivo para las empresas.

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-¿Otras acciones importantes?

-Cáritas coordina casi 40 viviendas que dan cabida a familias en situación de exclusión (18 son propiedad de Vympica) y otras 20 en Córdoba y Cabra.

-También apoya proyectos internacionales, ¿verdad?

-Este año se ha apoyado un centro de educación especial para 25 niños sordos en Tánger, y en Picota hay una residencia para que 28 niñas puedan estar acogidas y formándose.