Arqueología
Córdoba como yacimiento vivo: un libro compila las últimas investigaciones de la ciudad islámica
Desiderio Vaquerizo coordina una obra que se detiene en aspectos como la estructura de los arrabales o la organización social
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Córdoba
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Iniciar sesiónNo hay que pensar, dice Desiderio Vaquerizo, catedrático de Arqueología de la UCO, que la ciudad contiene restos arqueológicos, sino que Córdoba es en sí misma un yacimiento arqueológico vivo en sí misma, el mayor de occidente, según él, después de Roma, por ... el amplio arco que va desde su fundación, su esplendor como capital de la Bética y luego de ciudad principal del emirato y del califato islámico.
A esta última etapa se dedica el libro 'Arqueología de Madinat Qurtuba. Reflexiones, novedades, historias', que han coordinado el propio Desiderio Vaquerizo y Javier Rosón, de Casa Árabe en Córdoba. Este jueves se presenta en la Diputación Provincial, que ha participado en su edición e impresión a gran formato.
Con la aportación de decenas de autores que se refieren a muchos aspectos concretos, el libro parte con la idea de ser una especie de 'vademecum', según el profesor, sobre la arqueología de la Córdoba de entre los años 711 y 1236.
Por su contenido y propósito puede entenderse como una enciclopedia, pero también como un punto de partida para futuros estudios, porque recoge lo que se ha avanzado en los últimos años. «Hemos querido aportar la visión global de la ciudad entendida a lo largo de todos los momentos. Córdoba debe ser gestionada, entendida y contextualizada como único conjunto global», afirmó Vaquerizo.
Aportaciones
Una de las novedades viene del hallazgo y estudio de los arrabales que nacieron al oeste de la ciudad en el siglo X, el momento de mayor esplendor del Califato. Su aportación «es una de las mayores aportaciones de la arqueología cordobesa en los últimos años».
Estos barrios de extramuros confirman que Córdoba fue en estos años lo que se llama «una conurbación, mucho más allá de la Medina y la Axerquía», que estaban dentro de la muralla. Tenían, según Desiderio Vaquerizo, entidad en sí mismos, y en cada uno había mezquita, baños, mercado y plazas públicas, con «un funcionamiento relativamente autárquico».
En Córdoba, de acuerdo con la importancia de la ciudad en aquel tiempo, crecieron mucho y de eso han sido testigos los hallazgos encontrados en las obras al oeste de la ciudad, de forma que «por mucho que se avance, siempre aparecen arrabales, porque la ciudad se extiende a extremos insospechados».
El estudio de los arrabales ha servido para refutar la idea tradicional de que el urbanismo islámico era caótico. «Cuando los andalusíes hacen urbanismo de nuevo cuño es con criterio clásico y base ortogonal. Los arrabales cordobeses están hechos a escuadra y cartabón, alejados de la idea tradicional», insistió Desiderio Vaquerizo. Para él, esta es una «gran aportación, que obliga a reescribir la historia del urbanismo y que vuelve a poner a Córdoba en el foco».
La creación de los arrabales era, por lo tanto, planificada, aunque la respuesta de quién lo hacía no está tan clara. No parece que fueran de planificación estatal, sino parcialmente privadas, aseguró el profesor, y desarrollaban todos sus servicios en función de los grupos que los tenían que ocupar.
Tenían novedades extraordinarias, como el sistema para eliminar el agua sucia y llevar a las casas el agua limpia y florecieron sobre todo en el siglo X, porque el más temprano de ellos, el de Saqunda, en Miraflores, era todavía distinto a estos.
Era un tiempo en que Córdoba era una de las mayores ciudades del mundo, al nivel de El Cairo y Damasco, y tenía una extensión muy superior a la que tiene ahora.
El libro habla de la forma en que se organizaba el poder, cómo se estructuraba el estado en aquellos años y el papel que desempeñaban los cadíes, los jueces y los emires y califas, sin olvidar el estatutos de los esclavos o la forma en que el Islam se relacionaba con el cristianismo. Se analizan comunidades, monasterios y martirios al hablar de los mozárabes, aseveró Desiderio Vaquerizo.
Frente a la idea de que la arquitectura islámica es caótica, los arrabales de Córdoba se planificaron «a escuadra y cartabón»
Hizo hincapié además en la semántica, en el lenguaje que utilizaron los emires y califas para intentar «islamizar» a los habitantes de la ciudad, porque no hay que olvidar que los musulmanes son «una población exógena», que llega a un territorio muy distinto y debe estar «convenciendo y aplacando».
Se habla de la economía y de la artesanía que floreció y también de las distintas corrientes de pensamiento del Islam y de cómo el rigor inicial se fue relajando en un proceso de «occidentalización», pero también de Medina Azahara y de las distintas almunias o palacios, que a veces se hicieron sobre villas romanas. Los capítulos de esta obra, en tono divulgativo sin perder el necesario rigor histórico, permitirán asomarse a lo que sucedió en Córdoba durante aquellos cinco siglos.
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