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Córdoba recuerda a Manolete

Cuando llegó su muerte, Córdoba lloró multitudinariamente a quien no ensalzó unánimemente en vida

Córdoba dedica un nuevo brindis de cariño a Manolete

Un momento del homenaje a Manolete celebrado este 28 de agosto valerio merino

Córdoba ha vuelto a recordar y homenajear a su hijo, Manuel Rodríguez Sánchez, 'Manolete', en un nuevo aniversario de su muerte, acaecida en la madrugada del 29 de agosto de 1947 en Linares (Jaén), víctima de la cornada de «Islero» la tarde anterior ... y, sobre todo, de una transfusión de plasma sanguíneo en mal estado, administrada durante esa trágica madrugada. Este año los actos fueron flores y palabras en su tumba del cementerio de la Salud y una disertación, flamenco y toreo de salón ante su gran monumento en la plaza del conde de Priego, organizados por la tertulia taurina 'La Montera' y por la Casa de Jaén en Córdoba, respectivamente.

ABC ha cubierto estos dos actos con los textos de Baltasar López y las espléndidas fotografías de Valerio Merino. Pero en el debe de la prensa cordobesa y de la propia Córdoba, queda siempre que la tarde del 28 de agosto de 1947, en la que sería la última faena de 'Manolete', ningún medio de comunicación cordobés de los existentes entonces, ni escrito, ni gráfico, ni radiofónico, se desplazó a cubrir la corrida. Las imágenes que nos quedan para la posteridad de esa triste tarde son las que tomó un fotógrafo taurino allí presente, el alicantino Francisco Cano Lorenza, 'Canito'. Buena parte de Córdoba le había dado la espalda a 'Manolete' entre críticas, insultos y murmuraciones y, por eso, el mejor torero que ha tenido Córdoba llevaba sin torear en su ciudad desde el 26 de mayo de 1944.

Pero, a su muerte, Córdoba lloró multitudinariamente a quien no ensalzó unánimemente en vida. Y desde entonces no deja de recordarlo, cubriendo su tumba con claveles como besos. 'Manolete' entró en la historia como uno de los mejores toreros y un personaje ejemplar y carismático en aquella España en blanco y negro, a la que aportó su valentía, su seriedad y rigor en su oficio. Y entró como hijo de Córdoba. Y quizás su último servicio a ella fue su muerte, para recordar a todos los cordobeses de su generación y de las siguientes que sepamos descubrir y valorar la grandeza cuando la tengamos tan cerca.

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