El comercio de siempre de Córdoba desafía al calor: abierto por vacaciones

Tiendas tradicionales siguen en agosto al pie del cañón por ser conscientes de que sus clientes esperan hallarlas operativas

La ola de calor empuja el termómetro a 43,2 grados en Córdoba, segunda máxima de España

Interior de Desser, abierta en el Centro de Córdoba desde hace 35 años álvaro carmona

En 35 años, sólo hubo dos días laborables en que Desser, la tienda de ropa de caballero del Centro de Córdoba, no abrió para atender a sus clientes. Fueron por el fallecimiento del padre y la madre de su fundador y dueño, ... Fernando Romero. Ni cuando nacieron sus hijos cerró el comercio, así que ahora, un martes de agosto que ha amanecido con poco fresco, sigue al pie del cañón y en la puerta de la tienda, en la calle Manuel de Sandoval, a la espera de sus clientes.

Es una de esas tiendas tradicionales, que nacieron en la ciudad con profesionales que se habían formado en sus comercios, que no cierran en agosto y que hacen frente a la desbandada y al calor. «Tengo casa en la playa y me escapo en los fines de semana cuando puedo. Pero vacaciones, como tal, no tengo», relata sin pena y con la bandera de la constancia: «Abriendo la tienda es como se vende».

En verano hace calor y la gente evita ciertos momentos del día. «El 75 por ciento de las ventas se hacen por la mañana, pero tenemos la constancia de seguir abriendo todas las tardes, de seis a nueve», cuenta, mientras habla de las recetas de «la constancia, el ser machacón, profesional y honrado para mantener una línea». Lo ideal es que el cliente, que en su caso son muchos de la provincia de Córdoba, conozca a la tienda y sepa que va a encontrar lo que allí busca. Sus empleados tienen vacaciones, pero él, como autónomo, prefiere estar la mayor parte de los días al pie del cañón.

Como otros profesionales, se queja de la insistencia en el calor y la subida de las temperaturas. «Calor ha habido siempre y no hay que alarmar más de la cuenta», dice al lamentar que las informaciones sobre las temperaturas hagan que sus clientes se replanteen salir de casa. Antes, recuerda, era peor, «porque no había más que botijos y ventiladores», pero ahora está todo climatizado.

Eso sí, con la insistencia en el calor a veces se consigue que muchos, en lugar de buscar las tiendas urbanas, se vayan directamente a los centros comerciales, que tienen aparcamiento y aire acondicionado.

También ha variado el comportamiento de la gente, que desde que terminó la pandemia se queda mucho menos en Córdoba. Pero eso sí, y aunque sea cierto que las mañanas son más activas, la tarde tampoco se desaprovecha. «No ha pasado ninguna tarde en la que no se haya vendido», dice, mientras habla de la necesidad de que el posible comprador encuentre la tienda abierta cuando lo espera y lo necesita.

La mañana del martes de agosto no ha amanecido tan fresca como hacía falta, pero las calles peatonales bullen de vitalidad y de gente que hace compras, para el verano o para el tiempo que llegará, antes o después.

Calidad

Tampoco cierra Salvador, una tienda que desde hace casi medio siglo asocia el nombre y su particular caligrafía al calzado de calidad. Rafael Vicente es hijo de su fundador, Salvador Luque, y de él recibió el ejemplo de que en el octavo mes del año, con el otoño ya adivinándose en el horizonte aunque todavía falte, había actividad: «Cuando era pequeño se vendían muchos botines y botas, para el invierno, y venían a comprarlos muchas personas de la provincia, porque entonces tenían tiempo y había menos tiendas de calzado», recuerda.

Como los demás, mantiene abierta la tienda en horario de mañana y tarde y su fin de semana empieza el sábado a la hora de comer y no cierra en vacaciones, aunque puede organizarse para tener al menos unos días de descanso y desconectar.

Salvador llegó a tener cinco tiendas, que ahora son tres: dos en Cruz Conde y una en Ronda de los Tejares. De allí salieron muchos vendedores a los que el fundador animaba a instalarse por su cuenta con lo que habían aprendido. Él mismo lo habían hecho en Calzados Rivas antes.

La tradición y la calidad de siempre son los secretos con los que afronta esta tienda agosto y con los que atiende a sus clientes, con esperanza, pero también con la laboriosidad de los comerciantes: «Los autónomos no enfermamos nunca, siempre estamos trabajando».

Cartel con el horario de verano de la tienda de Pedro JIménez, en la calle Góngora álvaro carmona

Junto a Cruz Conde, en la calle Góngora, atiende Pedro Jiménez, que hace más de una década abrió una tienda de ropa con su mismo nombre y allí continúa. Estará casi todo agosto en la ciudad, aunque puede que tenga unos días de vacaciones para desconectar. Pero sabe lo que es levantar la persiana desafiando al calor de este tiempo. «Lo hago por ejemplo, porque a los clientes les causa mejor impresión que la tienda esté abierta en su horario de siempre», dice.

Para algunos, las mañanas concentran casi todo el negocio, pero para otros los clientes de la provincia llegan por la tarde

Como los demás, abre entre las 18.00 y las 21.00 y son las mejores horas, haga el calor que haga en las calles, porque también es de los que se quejan de que se hable de temperaturas. Sus clientes son sobre todo de las provincias de Córdoba y Jaén y llegan cuando ha terminado su jornada laboral. Por eso, fiel a la tradición del comercio de siempre, se adapta a lo que sus clientes le están demandando.

De la necesidad de la constancia tiene muchas pruebas: «Vino un cliente un poco antes de que abriera y me llamó para preguntarme por qué no estaba». Es decir, la tienda no debe estar desatendida. Sus tardes son activas y más de una vez se ha preguntado si sería conveniente abrir hasta las 21.30. «Por un lado, es peor para la conciliación familiar, pero por otro es verdad que en estos días casi siempre tengo que estar aquí hasta las nueve y media», cuenta el comerciante, que aprendió su oficio en Zafra Polo y valora la profesionalidad.

Como los demás, coincide que la venta que no se hace es la del comprador que se encuentra la puerta cerrada y sigue haciendo frente a unas altas temperaturas que no son tan elevadas como ha escuchado en la televisión, «donde hablan tanto de las olas de calor».

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