Colegio Cervantes, 50 años creciendo con el barrio de la Fuensanta

ABC Córdoba ha querido acercarse más profundamente a esta efemérides, y para ello conocer el pasado, presente y futuro de la que ha sido escuela académica y de vida para miles de cordobeses. Una circunstancia que se lleva a gala y que se representa en su director, Francisco Javier Perea; el responsable de la Provincial Mediterránea de los Maristas, Aureliano García; el profesor jubilado y antiguo alumno José Enrique Carretero y la alumna de segundo curso de bachillerato, Paula Galán.

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De la conversación con todos ellos se deduce el origen y espíritu que da forma a esta empresa educativa que, además, cumple también sus 90 años en la ciudad.

«La exposición ha pretendido dar una visión de estos 50 años, con periodos divididos por directores y profesores, con orlas de los alumnos que había, con hechos significativos de cada momento», explica uno de los organizadores de la muestra, el profesor Carretero. «También refleja cuatro grandes áreas: actividad académica, evangelización, cultura y deportes», apunta quien también fuese alumno y, de hecho, viviese el traslado desde la anterior sede, en la Plaza de la Compañía, a la barriada de la Fuensanta, en el momento en el que estudiaba COU.

Y es que desde su llegada a Córdoba hace nueve décadas, el colegio Cervantes ha tenido cuatro sedes antes de la actual al este del callejero. A saber: la calle Barroso, el Palacio de Torres Cabrera, la Plaza de la Compañía (donde actualmente está el colegio de La Inmaculada) y la Fuensanta.

Este centro se llamó así porque su puesta en marcha se produjo durante la II República, en los años 30 del siglo pasado, periodo virulentamente anticlerical. Los colegios de los Maristas solían escoger el nombre de una Virgen, pero en el caso de Córdoba se optó por el escritor para sortear el ambiente existente contra el catolicismo entonces.

«La vocación educativa de los Maristas tiene que ver con transformar la realidad, con cambiar el entorno y ofrecer una visión de la vida y el mundo en línea con la visión de Jesús de Nazaret», asegura el responsable de la Provincial Mediterránea de los Maristas, Aureliano García, quien se muestra optimista ante el momento actual, pese a los valores anticatólicos que también encierra el presente.

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«Nuestra visión está abierta al tiempo en el que nos toca vivir, que creo tiene más sensibilidad hacia lo espiritual que muchas otras antes; quizá las formas externas de tiempos anteriores fueran más proclives a la noción católica, pero cualquiera que trabaje con jóvenes se da hoy cuenta de que hay una sed de espiritualidad tremenda».

La alumna de segundo curso de Bachillerato y miembro de la pastoral, Paula Galán, refleja bien esa sed. «La mayoría de jóvenes no han tenido un referente que les pueda mostrar esa llamada a sentirte parte de algo, yo me siento parte de la comunidad marista gracias a que he tenido como referentes a mis profesores, director, jefe de estudios o catequistas», explica. «Al ver reflejados en ellos ese sentido espiritual y de querer llenarse de esa fuerza, me he sentido llamada a ello también», constata esta joven alumna, que insiste en la importancia de que niños y adolescentes cuenten con estos modelos.

El colegio Cervantes se trasladó a la Fuensanta en 1974 desde la Plaza de la Compañía. Esta zona de Córdoba se proyectó en 1968 entre el Instituto Nacional de Urbanización y la Caja Provincial de Ahorros de Córdoba. Maristas llegó al lugar después de contar con proyectos de mudanza a la zona del Cámping o Sagunto.

La colocación de la primera piedra tuvo lugar en 1971 y el centro se considera terminado en enero de ese año 1974, aunque el curso de la trigésimo cuart promoción empezase en octubre de 1973 con ese primer COU al que perteneció José Enrique Carretero. «Sólo había en el barrio algunos bloques en construcción, no había casi vecinos, veníamos de todas partes de Córdoba en doce autobuses», rememora el que fuese también profesor del colegio toda su vida, por lo que bromea sobre que no ha salido de allí.

Debido al compromiso de los Maristas con la transformación del entorno, la unión entre el colegio y el barrio de la Fuensanta se ha ido afianzando y solidificando con el paso de las décadas. No cabe duda de que se trata de un lugar con un nivel adquisitivo medio-bajo, con dificultades para encontrar empleo siendo siempre un barrio de trabajadores, y sin olvidar el importante influjo de fuerzas de izquierda como el PCE o IU, también el PSOE, como refleja un recorrido por lo que han votado durante muchas citas electorales en esta zona.

El director del colegio, Francisco Javier Perea, reflexiona acerca de la paulatina implantación del colegio a la par que ese barrio iba creciendo y ganando habitantes. «Hay un punto de inflexión clarísimo con los conciertos educativos, hasta entonces Cervantes es un colegio masculino privado, donde los alumnos venían de toda Córdoba en una flota de autobuses, pero el concierto educativo conllevó que tenían preferencia los que vivían más cerca, por lo que se produce un cambio en la procedencia del alumnado», resume.

Para el director de Cervantes, la trayectoria del colegio en la Fuensanta se puede dividir, por tanto, en tres etapas: «la primera una estancia en el barrio pero muy desconectada del mismo; luego una conexión importante a raíz de los conciertos, pero con dificultades para que los antiguos alumnos que vivían en otras zonas de Córdoba pudieran escolarizar aquí a sus hijos; y por último, debido a los bajos índices de natalidad, otra donde se produce una presencia mixta, es decir, hay alumnos del barrio pero también otras familias de fuera y antiguos alumnos cuentan con posibilidades de meter a sus hijos en Cervantes». Para Perea, esta conexión con la Fuensanta que se da en la segunda y tercera etapas va de la mano de la colaboración con las parroquias y asociaciones de esta parte de la ciudad.

«Todo este proceso desde que el colegio se concierta ha sido positivo, porque abre la posibilidad de que nuestra oferta educativa llegue a otras personas», declara por su parte Aureliano García. La propia enseñanza concertada es hoy en día un pilar para la clase media pero también para familias con más dificultades económicas.

«Nuestro interés es que la cosa funcione para poder ofrecer una visión educativa distinta a cuanta más gente mejor, el compromiso social es vital en nuestra oferta». Ese compromiso ha llegado ya a generaciones de cordobeses (algunos como su primera autoridad) que siempre exhiben con orgullo su educación en los Maristas.