El busto de Calígula con dos mil años hallado en Córdoba y vendido por casi un millón de euros

Tras su muerte, el mandatario que sumió a Roma en el terror fue condenado a la 'damnatio memoriae', a borrar su memoria eliminando todo vestigio de su vida y obra: imágenes, monumentos, inscripciones... Por eso, apenas existen esculturas del autócrata más cruel de la historia, pero una de ellas apareció en Córdoba: un espectacular retrato del emperador que, sorprendentemente, fue vendido y actualmente se expone en la Gliptoteca de Múnich.

Según recoge un estudio del catedrático en Arqueología de la Universidad de Córdoba Carlos Márquez, la pieza apareció durante las obras del edificio destinado a albergar la sede del Banco de España (se levantó entre 1935 y 1939), situado en la Avenida del Gran Capitán nº 7 y fue adquirida en ese momento por uno de los contratistas de la intervención, Secundino Erroz.

Desde esa fecha, la pieza formó parte de la colección privada de la familia Erroz en Madrid hasta que en 2013 se la vendieron a galería catalana Jaume Bagot (el precio de venta nunca llegó a trascender). Tres años después, en 2016 saltó a los medios la noticia de que la casa de obras de arte se disponía a vender el busto de Calígula en la feria de arte Brafa por un precio cercano al millón de euros.

Pese a tener varios compradores interesados, finalmente fue la Gliptoteca de Munich, con el apoyo de la Fundación Cultural de Länder, la Fundación de Arte Ernst von Siemens y la Asociación de Amigos y Patrocinadores del museo alemán, la que se hizo con el busto de Calígula en 2017. Desde entonces, el retrato, en un fabuloso estado de conservación, se expone en una sala dedicada a los mandatarios de la casa juliano-claudia del espacio expositivo.

¿Cómo es posible que las autoridades españolas en la materia dejasen salir la valiosa pieza? «No estaba catalogada y parece que nadie se dio cuenta o a los que tenían que estar al tanto se les escapó», señala el catedrático en Arqueología de la Universidad de Córdoba Desiderio Vaquerizo. «Cuántas colecciones privadas con piezas cordobesas habrá que no conocemos y cuántas obras habrán salido de España. Nunca lo sabremos», se lamenta.

En la capital de la provincia bética se han localizado, según Márquez, dos piezas más que, con gran probabilidad, representan a Calígula. «La primera de ellas es un retrato roto a la altura de los ojos, lo que impide una adscripción segura al emperador, si bien la zona conservada cuenta con todas sus características fisiognómicas; la segunda es una cabeza de tamaño mayor que el natural y que representa al emperador Claudio, aunque parece que reelaborado de una cabeza de Gaius. Si se confirmara dicha adscripción para estas dos piezas, estaríamos frente a tres retratos del emperador Gaius en la ciudad de Córdoba».

El busto en cuestión está elaborado en mármol y se encuentra practicamente intacto: sólo tiene la nariz dañada, el eje de la corona vegetal que lleva y parte de la sien. La calidad del retrato, con un fuerte matiz de idealización, «nos indica la presencia de un buen taller en su realización que con toda probabilidad no fue de carácter provincial dado que no se conservan las características que su intervención habría dejado, como, por ejemplo, el vaciado de la parte posterior de las orejas», señala el experto de la UCO.

La pieza que se expone en Múnich se encontró justo al lado de la zona monumental de la Córdoba romana, al oeste del foro de la colonia y al noroeste del Recinto de Culto Imperial de la calle Morería. «Al desconocerse las circunstancias del hallazgo, no podemos vincular esta cabeza con ningún ámbito en concreto, ni oficial o privado, ni civil o religioso. Sin embargo, las dimensiones de la pieza, mayores que el natural, y el hecho de llevar la corona cívica invitan a pensar que debió de pertenecer en origen, por cercanía, a un ámbito oficial en alguno de los dos centros antes mencionados», señala el catedrático.

Tras el asesinato de Calígula, «y por razones que desconocemos», indica Márquez, esta cabeza se trasladaría de su lugar de origen a este segundo ámbito en la actual avenida del Gran Capitán (para ser guardado, bien para ser reelaborado en un futuro o bien para ser almacenado), que fue donde se encontró en el pasado siglo «y fue lo que motivó, indirectamente, el magnífico estado de conservación en el que se encuentra».

La fortuna salvó de la destrucción esta bella escultura, que ha sobrevivido dos mil años y seguirá contemplando el paso de la historia a 2.000 kilómetros de su lugar de origen.