La Batalla de las Flores enfrenta a 'clavelazos' a miles de cordobeses y turistas

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A las siete de la mañana llegaban los claveles procedentes de un vivero de La Carlota. «Todos ellos tienen tallo, pero les decimos a los ocupantes de las carrozas que los corten para que sólo tiren los capullos», ha explicado el presidente de la Federación de Peñas, Juan Serrano. Este año la comitiva contaba con una novedad, pues ha estado presidida por un coche de caballos cedido por el Club de Carruajes de Tradición. En él iba la abanderada de la Federación de Peñas. Encabezando el desfile justo por delante de dicho carruaje, la banda de música que tocaba el célebre pasodoble 'Soy cordobés', compuesto por Rafael Castro Pérez.

Al final del desfile, con los peñistas infantiles, la carroza de la propia Federación. Y entre unos y otros, las 13 carrozas de las distintas peñas, perfectamente engalanadas, pues ya el domingo anterior participaron en la romería de Santo Domingo, y sin descanso apenas volverán a otra romería, la de Linares, el domingo próximo.

Como ha recordado Serrano, la Federación de Peñas retomó esta fiesta en 1988, pues se había celebrado intermitentemente desde 1915, con distintos formatos u organizaciones, cobrando su estilo actual desde entonces. Sólo ha faltado los dos años de Covid. En esta edición, las carrozas han dado dos vueltas al recorrido.

Frente al palco de autoridades, dos señoras mayores y amigas, Aurora Gutiérrez y Gema Romero, aseguraban no haberse perdido una de estas batallas al menos desde mediados de los años 90. «Y seguiremos viniendo mientras podamos», han asegurado. Contrastaba su conocimiento de la tradición con el de la joven pareja formada por Jacob Roberts y Florence Mitchell, que se quedaron un buen rato atónitos tras la valla del palco de autoridades. Sabían de los monumentos de la ciudad y de las Cruces que se celebraban... pero se les había escapado este festejo, que les pilló de camino a la Judería.

Entre esos extremos, miles de asistentes han luchado a 'clavelazo' limpio, exhibiendo diversos modos de impactar en el cuerpo o rostro del prójimo, desde el más directo, y a veces complicado por el peso de la flor, que no va al destino al que se apunta, hasta el bombeado, aparentemente más suave, pero en el fondo con mucha más intención.

Tras el cese de las hostilidades, cordobeses y visitantes de la ciudad, se dispersaron por las Cruces o la Feria del Libro, que celebraba su última jornada.