RELEVO GENERACIONAL
El campo sí es para los jóvenes: rompen mitos y se forman más que nunca
Más de 4.000 agricultores y ganaderos se han incorporado a la actividad en los últimos años, según la Junta
Reclaman mejores infraestructuras tecnológicas y más ayudas para facilitar el relevo generacional
Ana Martos con su abuelo
Cuando a un niño, o niña, se le pregunta qué quiere ser de mayor, es muy raro que su respuesta sea «agricultor». Durante décadas, se ha considerado un éxito en los entornos rurales que los hijos de la familia no siguiesen con la estela ... de generaciones dedicada al campo, y, en su lugar, optasen por 'salir del pueblo', estudiar y trabajar en un sector distinto «con más futuro».
Sin embargo, la realidad ha cambiado mucho para los jóvenes andaluces, y cada vez son más los que deciden heredar la gestión de la empresa familiar. «Para tener un empleo mal pagado, y con pésimas condiciones, prefería volver a casa y encargarme de la explotación familiar», resume Sara Gallego, que es Licenciada en Farmacia y, tras una experiencia en el extranjero, optó por volver a San Nicolás del Puerto, en la Sierra Norte sevillana, y dedicarse a la ganadería en extensivo en pleno Espacio Protegido. Es la quinta generación de su familia que lo hace.
El ejemplo de Sara es perfecto para ilustrar cómo son los jóvenes que eligen dedicarse al sector agrario: muy formados, en ocasiones en disciplinas que nada tienen que ver con el campo, y con aptitudes para llevar todos los aspectos que necesita una empresa. Porque sí, ya sacar adelante una explotación agraria o ganadera no es simplemente trabajo físico en el terreno, sino que requiere de cada vez más capacidad para controlar los aspectos administrativos, «algo que gran parte de la sociedad desconoce», puntualiza Sara Gallego.
Según el estudio «Agro-millennials. Perfil de los nuevos agricultores/as y ganaderos/as del siglo XXI», elaborado por la organización agraria COAG y un equipo de la Universidad de Córdoba, los jóvenes que se incorporan al sector agrario tienen una formación académica más elevada que la media de su generación. Casi 4 de cada 10 tienen titulación universitaria y el 65%, como mínimo, bachiller o FP superior, dato que se rebaja al 48,7% si se tiene en cuenta a los jóvenes españoles en general,
De estos nuevos productores, un 69% se dedica exclusivamente a la agricultura, mientras un 31% lo complementa con otra actividad.
Tradición familiar
Eso sí, este estudio también identifica una tendencia clara en cuanto al origen de los nuevos agricultores: el 75% de los que se han incorporado al campo en los últimos años es hijo de agricultores y ganaderos, y un 66% considera fundamental este punto para haberse animado a dedicarse al campo. Todo esto se explica, básicamente, porque es muy difícil acceder a la tierra si se arranca desde cero.
Sin embargo, para los que sí tienen fincas por herencia familiar, no todo resulta 'rodado': las malas comunicaciones, las escasas, o ineficientes, ayudas para la incorporación, las mil trabas administrativas, o son algunos de los factores que los implicados identifican como principales 'trabas' para incorporarse a la actividad agraria o ganadera.
«Aunque es cierto que las ayudas a jóvenes agricultores pueden ser un alivio, no funcionan lo suficientemente bien, muchos de los requisitos que piden no son lógicos y, lo más importante, al final tienes que hacer la inversión previa a que te la concedan», asegura Luis Jiménez. En su caso, se incorporó tras acabar los estudios de Magisterio a la Sociedad Limitada que conforman su padre y sus tíos, y le fue denegada la ayuda a joven agricultor.
«Desde pequeño tenía claro que quería dedicarme al campo pero, si no llego a tenerlo tan decidido, hubiese sido muy complicado: no es nada fácil ni burocráticamente ni económicamente», resume.
El estudio de COAG y la UCO arroja un porcentaje del 73% como agricultores que consideran «útil» este tipo de ayudas, pero un 66% considera que «no es suficiente».
Jiménez, del pueblo sevillano de Herrera, hizo más de una década de cursos y programas de aprendizaje, muchos de ellos en el Instituto Andaluz de Formación Agraria y Pesquera, para especializarse y saber más sobre el olivar, los cereales o el algodón, que son algunos de los cultivos que produce su familia.
Nuevas tecnologías
En cuanto a las nuevas tecnologías, Sara Gallego reivindica que, ni siquiera algo tan básico como la conexión a internet, funciona bien en muchas zonas rurales. «He llegado a quedarme sin línea telefónica hasta dos semanas, ¿cómo se gestiona una empresa así, justo ahora que la mayoría de los trámites administrativos deben hacerse online?», insiste.
De hecho, un 51% de los jóvenes incluidos en el estudio consideran que las infraestructuras tecnológicas (wifi, fibra óptica o datos móviles), son insuficientes en su lugar de residencia y trabajo, algo que consideran fundamental para dar ese empuje que necesita al entorno rural.
Y es que el trabajo 'de oficina' ocupa cada vez más tiempo a los agricultores. A esto se le une una lesiva Política Agraria Común (PAC), que ha ocasionado numerosas pérdidas en las ayudas que reciben de Europa. Precisamente es esto uno de los principales obstáculos que los jóvenes agricultores encuestados por la Universidad de Córdoba ven para su futuro.
En concreto, sobre los principales elementos que pueden condicionar su permanencia en la actividad agraria, los agricultores preguntados apuntan al precio recibido por sus productos y el aumento del coste de las materias primas (68%), los recortes en el presupuesto PAC y la falta de apoyo institucional al campo (un 45%), la competencia desleal de terceros países por los acuerdos de libre comercio de la UE (un 30%), el cambio climático (un 25%) y la incapacidad para innovar e incorporar nueva tecnologías a su explotación (22%).
Más visibilidad
A pesar de los obstáculos, la percepción es que cada vez son más los que deciden quedarse en su pueblo. O, al menos, eso es lo que ve Ana Martos, de Cantarranas, una pedanía de Baza, en Granada, que asegura que, de su entorno, «muchos estudian y, luego, vuelven a casa».
En concreto, tal y como desvela el estudio, el 66% de los nuevos agricultores tiene formación académica relacionada con la actividad agraria. De ellos, un 16% tiene estudios universitarios referentes a la agricultura, un 19% ha cursado formación profesional de estas disciplinas, y un 65% ha obtenido sus conocimientos sobre el sector a través de talleres o cursos.
En el caso de Ana Martos, además de cursar Educación Social y prepararse para gestionar la explotación de la familia, también es una reconocida 'influencer', con más de 89.000 seguidores que pueden ver a diario cómo cosecha el maíz, el girasol o da de comer al ganado.
Las redes sociales, al igual que las iniciativas institucionales, de organizaciones y empresas, son fundamentales para dar visibilidad a los proyectos que se inician en el entorno rural. Es el caso de Julián y María, una pareja de jóvenes de Granada que decidieron dar un viraje a su trayectoria profesional y hacerse cargo de la finca de la familia de ella, por lo que fueron galardonados por el Programa Puebla, un programa anual impulsado por la empresa Corteva Agriescience y la Alianza Alas que reconoce a jóvenes emprendedores.
En la explotación de Guadix, fundaron 'Tierra de Pistachos', sustituyendo los almendros afectados por una grave plaga y plantando pistachos en su lugar, uno de los cultivos con más futuro, e instalando también un vivero para asegurarse la rentabilidad económica.
Estos jóvenes son solo ejemplos, pero hay muchos más. Según datos de la Consejería de Agricultura, son más 4.000 los agricultores y ganaderos que se han incorporado a esta actividad económica en los últimos años.
En concreto, según los datos que recoge el estudio elaborado por COAG y la UCO, en España hay en torno a 27.000 titulares de explotaciones agrarias menores de 35 años, que representan tan sólo el 3% del total.
Al borde de la jubilación
Por el contrario, los mayores de 64 años son más de 355.000 titulares a nivel nacional, el 40% del total. Esto hace que, de aquí a 2030, seis de cada diez agricultores entrarán en edad de jubilación, por lo que se necesitará un mínimo de 200.000 nuevas incorporaciones para que haya un relevo generacional sostenible, e imprescindible, en el sector agrario.
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