La Audiencia Nacional liga la radicalización «exprés» del yihadista de Algeciras a predicadores «violentos» de Estado Islámico

El pasado 25 de enero de 2023 el investigado preparó el ataque mortal, tal y como ponían de manifiesto las conversaciones que mantuvo con su madre por Whatsapp. Comunicaciones que indicaban también el nivel de religiosidad que estaba adquiriendo en las semanas previas a la comisión del ataque.

Sumaba a esto que su perfil de Facebook (Yassin Marsawi) sufrió un incremento exponencial de publicaciones, en el último mes antes del atentado. Pasó de 2 publicaciones a 70 en los últimos 20 días. Y destaca que la mayoría de los 'post' fueron «de corte radical». «Se encontraba en un proceso de radicalización exprés, pues en estas circunstancias la persona radicalizada, no teme hacer público el ideario de la guerra santa o Yihad violenta, más aún, si ha tomado la determinación de actuar».

El auto recogía el nombre de varios predicadores que aparecen en las publicaciones de Kanjaa para destacar que algunos lanzan «violentos sermones» y están relacionados con Estado Islámico. Además, apuntaba que justo un día antes de cometer la acción, Kanjaa «compartió una publicación de una página web en árabe que se puede traducir como 'La hoz que solo se arrodilla ante Allah'.

El auto concluye que se mostraba como «un guerrero encapuchado sosteniendo una guadaña, con un texto en árabe del que se pueden extraer fragmentos como 'disfrutamos acabando con ellos con tranquilidad...'». Y en ese contexto primero atacó a joven, luego irrumpió en una iglesia donde agredió con una machete a un sacerdote y luego se desplazó a otra parroquia, donde mató al sacristán en plena calle y encomendado a Alá.

Así, el pasado 10 de enero se comunicó su procesamiento en una declaración telemática, donde se negó a responder a las preguntas del instructor, limitándose a señalar que no estaba conforme con su procesamiento, y que sigue tomando la medicación que le fue prescrita.

Fue el pasado noviembre cuando el magistrado acordó procesarle por un delito de asesinato terrorista y otro de lesiones terroristas, explicando que el primero podía acarrear la prisión permanente revisable. Asimismo, decidió mantenerle en prisión provisional e imponerle una fianza de 100.000 euros.

Ya en septiembre, se puso fin a la instrucción aclarando que, después de la extensa actividad instructora, procedía la transformación de las diligencias previas en sumario ordinario, al considerar que los hechos encajaban en delitos de terrorismo. Para llegar a esa conclusión, el juez se basó en los atestados e informes policiales, las declaraciones de testigos y perjudicados, la declaración realizada por el propio investigado, así como los informes periciales y la documentación recabada durante estos meses de investigación.

Y abordaba la posible alteración psíquica de Kanjaa en el momento del ataque, subrayando que esto afectaría «al alcance de la culpabilidad» pero no a la calificación de los hechos como terroristas. Mencionaba el informe pericial forense elaborado en el Hospital Psiquiátrico Penitenciario de Sevilla que Kanjaa «presenta un cuadro psicótico que cursa con delirios de probable filiación esquizofrénica».

En el momento de tener lugar los hechos presentaba una descompensación psicótica aguda, con un importante grado de implicación afectiva y conductual, que afectaría muy severamente a sus capacidades volitivas e intelectivas.