El asalto a la Moncloa pasa por ganar las elecciones generales en Andalucía

El PP aspira a duplicar los 15 representantes que tenía en el Congreso hasta su disolución. Son diez menos de los que sacó el PSOE (25 escaños) en las anteriores elecciones generales del 10 de noviembre de 2019, las que permitieron a Pedro Sánchez gobernar con Unidas Podemos. Dar la vuelta a esta mayoría socialista andaluza en las Cortes es la meta que se han marcado los populares en la campaña electoral que ha comenzado este viernes. A Feijóo le permitiría compensar la ventaja de los socialistas en Cataluña y el País Vasco.

El objetivo del PSOE andaluz es mantenerse, sobrevivir al tsunami azul que pronostican todos los sondeos (salvo los del CIS) en unos comicios que pueden ser los últimos para Sánchez y para su hombre en Andalucía, Juan Espadas. Tres derrotas consecutivas serían demasiadas oportunidades perdidas para cualquier líder. El cuestionamiento interno que ahora no pasa del murmullo se convertiría en un clamor.

El cambio de ciclo empezó en las autonómicas del 19 de junio de 2022 que se saldaron con una victoria aplastante de la versión más centrada del PP, bajo el mando del presidente andaluz, Juanma Moreno. Su mayoría absoluta, que le permite gobernar en solitario, acabó con el aura de región talismán del PSOE y marcó el cambio de ciclo político en la política nacional. Si en 2019 ganó el gobierno, en 2022 conquistó la hegemonía.

El líder regional planteó aquel 19J como un voto de castigo a Pedro Sánchez. El presidente del Gobierno también se lo tomó como un plebiscito implicándose a fondo en la campaña. Acabó escaldado. Los andaluces sacaron una «tarjeta roja» a su ejecutivo y Juan Espadas se estrenó con los peores resultados de la historia para el PSOE en unas andaluzas, tan solo 30 escaños. El 28M, once meses después, supuso trasladar el poder de la Junta a los municipios. El PP se hizo con las alcaldías de las ocho capitales y seis presidencias en las diputaciones provinciales.

Con esta situación de partida y los andaluces cansados de la maratón electoral –tres comicios en poco más de un año–, el primer enemigo a batir es la abstención en plenas vacaciones. Sabedor de lo que se juega, el secretario general del PSOE andaluz, Juan Espadas, desde San Fernando, en Cádiz, llamó a los suyos a movilizarse. Se «necesita un PSOE que tenga toda la militancia puesta en una gran movilización que haga que España despierte de la difamación, contaminación y deshumanización de la política para empezar a hablar de lo útil», proclamó en un encuentro con las bases en la sede local del partido. «Si la Andalucía progresista se moviliza, el 23J habrá un gobierno de coalición progresista» en España, abundó en este mensaje el candidato de Sumar al Congreso por Málaga, Toni Valero.

El PSOE hizo doblete en Cádiz. El ministro del Interior y candidato al Congreso por esta provincia, Fernando Grande-Marlaska, pidió el apoyo para su partido asegurando que «necesitamos más años» en el Gobierno.

A pocos kilómetros estaba el presidente del PP andaluz, Juanma Moreno, que eligió la plaza de Colón en El Puerto de Santa María para iniciar la campaña electoral. El mandatario andaluz atacó a Sánchez por sus problemas de credibilidad. «Cuando un periodista te tiene que preguntar por qué nos miente tanto, presidente, es que ha superado todos los límites posibles. Ningún presidente en la historia de España ha mentido todos los días durante cuatro años», afirmó.

El candidato de Vox a la Presidencia, Santiago Abascal, se desplazó a El Ejido para la contienda electoral. Desde la ciudad almeriense reprochó a Feijóo que «tiene más interés» en «deshacerse» de Vox que en «liberar» a «los españoles de la plaga del socialismo». Su antigua portavoz, Macarena Olona (Caminando Juntos), optó por abrir la campaña en un club de alterne de Granada, acompañada por varias trabajadoras del sexo para «dar la razón» a quienes dicen que su partido es «el de las putas, los maricones y los gitanos».