«Tenemos alumnos sin otra ventana al mundo que el personal bilingüe»

«Me pasé un año entero en la Palma del Condado y me encantó: después volví a casa y al cabo de ocho años me reenganché para poder regresar a Andalucía: el destino que me tocó entonces fue el colegio Ciudad Jardín de Córdoba: la experiencia fue igual de bonita», añade.

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Rafael Aguilar

Señala en un informe que los auxiliares de conversación son «embajadores culturales» y no necesitan el alta laboral, lo mismo que el Ministerio de Educación en otro dictamen

Pero en el curso 2025-2026, los colegios públicos de Andalucía se quedarán sin auxiliares por la decisión de la Inspección de Trabajo de exigir a quienes participan en él que estén dados de alta en la Seguridad Social. Trabajo sólo establece este requisito en la comunidad autónoma, ya que en el resto del país el programa puede continuar con normalidad y sin que los jóvenes foráneos sean considerados empleados y no embajadores culturales, como ha ocurrido desde siempre.

La Abogacía del Estado y el propio Ministerio de Educación han censurado este agravio de Trabajo a la región andaluza.

Jaime Salvatierra es el coordinador de Bilingüismo del Instituto de Educación Secundaria (IES) de Ponce de León, emplazado en Utrera, y tiene clara la utilidad incuestionable del proyecto. «Para nuestro centro supone una pérdida importante, triste, porque dinamizaba mucho las clases; además para muchos de nuestros alumnos, que pertenecen a familias que no pueden permitirse enviarlos al extranjero, suponía la única ventana a otros mundos, a un contacto directo con otras lenguas».

«Ellos no tienen, o tenían, una función docente, sino de apoyo, pero eran fundamentales en la planificación de las clases bilingües: le daban soporte lingüístico a las explicaciones del profesor del instituto», añade el docente, muy consciente de que las condiciones en las que estos jóvenes prestaban sus servicios no han sido las mejores.

«Están mal pagados, con unos ochocientos euros como máximo, y lo que les mueve no es el dinero, lógicamente, sino la oportunidad de vivir una experiencia diferente, de estar en contacto con alumnos de otros países a los que ellos les aportan sus vivencias y viceversa», precisa.

Este curso pasado el auxiliar del Ponce de León provenía de Texas y «se integró muy bien en nuestra comunidad educativa: estaba recién graduado en un doble grado de Español y Administración y llevaba la docencia en la sangre, porque en su familia había profesores: conectó enseguida con los chavales y fue siempre muy activo».

El propio joven norteamericano, Wesley, se muestra más que satisfecho con su paso por el IES situado en Utrera. «Ha sido una escuela fantástica; he participado en la enseñanza de la mayoría de los niveles y de las asignaturas, como Geografía, Historia, Educación Física y Matemáticas, y todo lo he hecho totalmente en Inglés», resalta el tejano, vecino de Dallas. «Los alumnos han sido muy simpáticos y han sido muy curiosos acerca de mi idioma y de la cultura de mi país, a la vez que yo he aprendido mucho de los suyos». «He vivido en Sevilla y cada día he tomado el tren hacia Utrera, donde está el Instituto: ha sido muy cómodo. He disfrutado mucho en el instituto Ponce de Léon», subraya.

Juan Manuel Prieto Aragón, director del IES Gustavo Adolfo Bécquer de Sevilla en los últimos cuatro años y que suma trece en su equipo directivo, coincide con su colega de Utrera.

«Hago una valoración absolutamente positiva del papel de los auxiliares de conversación; nuestro instituto fue pionero en el programa bilingüe cuando Andalucía se iniciaba en ello, y la figura del auxiliar es una forma de enriquecerlo, puesto que se trata para muchos alumnos de la primera vez que tratan con un nativo», suscribe.

En el centro educativo hispalense en cuestión han tenido auxiliares que proceden de un modo mayoritario de Estados Unidos y de Gran Bretaña. «A la hora de organizar de el trabajo, los profesores de enseñanza bilingüe se coordinan las actividades y se reparten el acompañamiento del auxiliar, y eso ocurre en materias como Biología, Educación Física o Matemáticas», explica Prieto, que está convencido de que «hay un beneficio indirecto del papel de los auxiliares, porque conviven con el claustro y comparten con nosotros sus vivencias, internacionalización. Son una bocanada de aire fresco en el centro y le aportan a la enseñanza una dimensión internacional de la enseñanza».

El director del Bécquer lamenta que el programa se haya suspendido en el curso que arranca en semanas, y estima también insuficiente que hasta la fecha haya habido sólo un auxiliar por centro educativo. «La enseñanza es un edificio vulnerable y cualquier pilar que la sustenta y que se desgasta va erosionándola», como es éste caso.

La infantería del sistema educativo va a echar también mucho de menos a estos jóvenes que eran, en efecto, un soplo de naturalidad en las aulas. Lo sabe Josefa Nieto, docente de Inglés en un colegio público de la provincia de Granada. «Soy yo quien los he guiado en los últimos cursos: yo les digo lo que estamos estudiando y ellos tienen un ratito para hablar en Inglés con los alumnos sobre los temas que estamos tratando, pero de una forma distendida y muy libre, cosa que los niños agradecen», indica la profesora.

¿Ventajas? «Muchas: la primera, que los alumnos se enfrentan a un inglés real con un nativo, muchas veces por primera vez; la segunda, que le pierden miedo a hablar con un nativo, cosa que hasta ese momento le aterraba; y la tercera, que conseguimos tener un rato más lúdico y más distendido en el que usan de verdad el idioma y se dan cuenta de que pueden hablarlo con un nativo que les entiende, y ellos al nativo, y eso es algo que les motiva mucho».

Otra de las claves reside en lo que la experiencia tiene como base de apertura hacia otras formas de entender la vida, de vivir en definitiva. «Normalmente los auxiliares es gente joven que conecta bien con los alumnos: a veces se quedan en los recreos y los chiquillos charlan con ellos de esto y de aquello, y es algo muy productivo», resume Josefa.