La falta de plazas en la FP incrementa el abandono escolar en Andalucía

María José González terminó los estudios de Bachillerato y su intención era cursar un ciclo superior de Formación Profesional de Educación Infantil. La nota media que tenía, cuenta su madre, era un 5,9 y necesitaba un 6,1. «Y la niña se quedó fuera. Entonces no tuve otra opción que matricularla en un colegio privado». Con la suerte de cara. Porque incluso en estos centros, de pago, hay dificultades para entrar. Y ello pese a que el coste del curso ronda los 3.000 euros. Pero las familias que no disponen de ese dinero se ven abocadas a buscar otros recursos. O a desistir.

El paro juvenil en la Comunidad autónoma se acerca peligrosamente al 60 por ciento de la población activa. En hombres supera el 56 por ciento y en mujeres ya se encuentra en el 59,4.

Para hacer frente al desempleo entre los menores de 25 años la Junta dispone de todo un arsenal de medidas que, en la práctica, y a la vista de los datos, muy poco están haciendo para disminuir las apabullantes cifras. Las becas 6.000, Adriano y Segunda Oportunidad, los programas de cualificación profesional, las prácticas profesionales en empresas y las líneas de financiación de jóvenes emprendedores se antojan un conjunto de buenas intenciones con escasos resultados. Un fracaso que ha llegado a admitir la Consejería de Empleo.

Sólo este año, según CC.OO. más de 30.000 estudiantes no han obtenido plaza en niveles de Formación Profesional y estudios postobligatorios no universitarios, como son las Escuelas Oficiales de Idiomas o los Conservatorios.

La organización sindical, con estos datos, refuta el discurso de la Consejería de Educación, según el cual la FP debe servir para «canalizar» la formación de los estudiantes que fracasan en la Universidad, mediante la convalidación de los créditos que tengan aprobados.

Pedro Barco, además de secretario de Comunicación del sindicato ANPE en Sevilla es profesor de FP en un instituto de Castilleja de la Cuesta. Afirma que la situación que se da en Andalucía es un «verdadero drama. Efectivamente es un verdadero drama que haya tantísimos chavales que después de estudiar 4º de ESO o de haber decidido abandonar el Bachillerato, o han dejado el trabajo por la crisis y quieren volver a estudiar, se encuentran con la situación de que no hay plazas para ellos. En cambio –dice– tenemos una Administración que a todos los niveles no para de decirnos que la formación profesional es clave, que van a hacer esfuerzos por potenciarla, pero la realidad es que no se están llevando a cabo las medidas para aumentar la oferta formativa».