RELEVO EN EL pp andaluz
La renuncia de Zoido como presidente acaba con dieciséis meses de provisionalidad
La marcha de Arenas precipitó un cierre en falso de la crisis interna que sólo ahora puede empezar a corregirse
JAVIER RUBIO
El PP andaluz ha vivido instalado en la provisionalidad los últimos dieciséis meses, los que van desde el congreso extraordinario de julio de 2012 en que se confirmó la renuncia de Javier Arenas hasta estos días de noviembre de 2013 en que se vislumbra la ... clausura de un tiempo anómalo que sólo ahora puede empezar a cerrarse si deposita en su candidato a la Junta el añadido del control del partido.
A mediados de junio de 2012, un lunes por sopresa, Javier Arenas anunció su retirada que premonitoriamente había adelantado desde el balcón de la amarga victoria la misma noche electoral en que le había tumbado el brazo al PSOE por primera vez en unas autonómicas: «Hasta aquí hemos llegado».
En tiempo récord, el PP andaluz improvisó un congreso extraordinario para cederle los trastos a Juan Ignacio Zoido, en la cresta de popularidad como alcalde de Sevilla que había laminado a los socialistas y la única persona que no suscitaba rechazos internos a la hora de asumir el control de una organización a la que la victoria pírrica en las elecciones de marzo de 2012 había desgarrado por dentro.
Zoido sustituyó a Arenas y reclamó a Sanz como su mano derecha
Esa vez, Arenas se marchó de verdad . No como cuando dejó el peso de la oposición política en manos de Teófila Martínez y el control del partido en la sombra en las de Antonio Sanz. Aquel invento, claro está, no funcionó ni dentro ni fuera, por lo que los electores nunca llegaron a estar convencidos.
Zoido aceptó el reto y reclamó a José Luis Sanz como mano derecha para llevar un día a día de la formación a la que él ni quería ni podía dedicarle tiempo. Era una solución de compromiso para ganar tiempo hasta que el PP andaluz resolviera la crisis de liderazgo y las tensiones territoriales cada vez más evidentes en que había quedado con la orfandad de Arenas.
Sólo que en toda partida de ajedrez -y ésta lo es, con reinas madres sacrificadas, peones intercambiados y torres más altas caídas sobre el tablero de Andalucía- hay dos contendientes. Y el PSOE cambió el desarrollo de la partida el día que el expresidente de la Junta, José Antonio Griñán, anunció en junio de 2013, apenas un año después de retener el sillón presidencial in extremis aliándose con IU, su retirada y, con ello, la decisión de abrir un tiempo nuevo en la política andaluza.
Ganar tiempo
Durante todo el verano pasado, conforme Griñán acortaba los plazos para cederle el manto a Susana Díaz acuciado por el frente judicial de los ERE, la estrategia del PP de ganar tiempo con Zoido hasta forjar un nuevo candidato que oponer a la ahora presidenta de la Junta saltó por los aires.
La investidura de Díaz , a primeros de septiembre, y la errática estrategia del PP entonces fue la evidencia más completa de que el primer partido político en Andalucía a tenor de los resultados electorales no podía plantar cara con un líder que no tenía recato en decirle a quien quisiera oírlo que estaba decidido a centrarse en la Alcaldía de Sevilla dejando a un lado las aspiraciones de la política andaluza.
Con Zoido descartado, al PP no le quedaba otra que escoger un candidato con plena dedicación para cerrar los dieciséis meses de provisionalidad en que lleva instalados desde que Arenas se fue. El candidato mejor situado es José Luis Sanz quien como secretario general ya controla, aunque sea nominalmente, los resortes del partido que ahora le pueden a entregar formalmente como presidente si finalmente es el elegido.
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