Proponen regalar copas menstruales en los institutos de Baleares para «empoderar a la mujer»

«El objetivo es empoderar a la mujer para que conozca mejor su cuerpo y crear conciencia sobre el impacto de estos productos en el medio ambiente», ha argumentado la diputada de Més per Menorca Patricia Font, que también ha destacado el ahorro económico considerable respecto a otros productos más tradicionales como las compresas o tampones, que son de un solo uso.

«El hecho de que este producto pueda ser reutilizado implica un beneficio medioambiental considerable -se calcula que las mujeres generan un promedio de seis kilos anuales de residuos de tampones y compresas anualmente-, pero también un ahorro económico considerable», ha recalcado Font.

La diputada Silvia Tur, por su parte, ha señalado que el ciclo menstrual es «muy desconocido» para las alumnas, por lo que es «necesario» una campaña en los institutos y ha considerado útil que se den indicaciones a las estudiantes sobre el uso y las tallas de las copas, y que se las advierta sobre la reacción que puede producir en las alérgicas al látex, entre otras informaciones.

Según las diputadas, esta campaña debe ayudar a resolver las dudas en un clima de confianza y mostrar las alternativas para cuidar de sí mismas. «Tenemos que pensar que el alumnado femenino conoce mucho menos su cuerpo que el alumnado masculino , y siempre es más sencillo elegir una compresa o un tampón que se tira, que una copa (en el sentido que te pone delante el tabú de la sangre que no se muestra nunca)», ha apuntado Font.

La propuesta también incluye reducir al 4% el IVA de los productos higiénicos para el ciclo menstrual, y que el Ejecutivo acompañe esta iniciativa de una campaña informativa sobre las ventajas de los productos de higiene femenina sostenibles.

El pasado mes de diciembre, la Conselleria de Medio Ambiente del Ejecutivo balear presentó la campaña 'Nuevo periodo. Por una menstruación libre también de residuos', donde el Gobierno balear propone el uso de sistemas alternativos. La campaña, que costó 3.900 euros, incluía un estudio pionero que calcula por primera vez el impacto medioambiental de estos productos desechables.