El PP se debate entre su modelo de partido centralizado o avanzar hacia otro confederal

La mayor crisis de la historia del PP no podía superarse sin dejar huellas. Y una de ellas ha sido el papel protagonista que han tenido los presidentes autonómicos en la caída de toda la dirección nacional, con Pablo Casado a la cabeza, y en la convocatoria de un congreso extraordinario exprés para empezar una nueva etapa en apenas un mes. La ‘cumbre’ de barones con el presidente nacional del PP en Génova, el miércoles 23 de febrero, instauró de hecho un órgano interno con un poder real para forzar el relevo en la cúpula del partido y dar un golpe de timón para modificar el rumbo de forma drástica.

La ‘alianza’ de tres de los barones con más peso, Alberto Núñez Feijóo, Juanma Moreno e Isabel Díaz Ayuso , fue determinante a la hora de encauzar y resolver la tormenta perfecta que estaba viviendo el PP. Y el resto de presidentes en cada una de las comunidades aplaudieron y se unieron a ellos para pasar página cuanto antes, después de haber sido escuchados y de formar parte de las discusiones y los acuerdos finales.

Algunos barones consultados por ABC destacaron el giro que ha dado el PP en relación con el papel de los presidentes regionales del partido: «Ahora se nos escucha , se tienen en cuenta nuestras opiniones y esto se va a mantener así en el futuro», destacan desde el norte. Uno de los líderes autonómicos del PP se refiere a las virtudes de tener un órgano interno estable y permanente con los 17 presidentes regionales , algo así como una Conferencia de presidentes pero solo del PP, donde el líder nacional consensúe con ellos las líneas maestras de la acción política.

«Feijóo se ha encargado de dar protagonismo a los presidentes autonómicos desde el minuto uno, algo que no teníamos antes, y se va a mantener», asegura uno de los barones. Esa relevancia territorial se verá, de entrada, en la docena de congresos regionales pendientes, donde los principales protagonistas están convencidos de que Feijóo no impondrá, sino que escuchará a las direcciones regionales y atenderá sus criterios. «Va a escuchar a los presidentes, algo que no pasaba antes».

Los barones se sienten más fuertes y presentes, pero rechazan de plano hablar de partido confederal. Incluso en algunos casos les indigna que se compare el mayor peso que han adquirido con un modelo que les produce rechazo en sí mismo. «El PP no es un partido confederal. Es autonomista , que no es lo mismo. Entendemos muy bien la España de las autonomías y de las provincias y ahí sí que se va a profundizar. Feijóo es un convencido porque lo ha vivido», comenta uno de los nuevos barones. Defienden un mayor papel y un peso especial de las regiones dentro del PP, pero acto seguido precisan: «Nos movemos en esa línea de avance, pero nadie en el PP está abonado al confederalismo». ¿Cuestión de términos?

«Vamos a estar mejor coordinados, a tener más voz. Si hay reuniones u órganos con los 17 presidentes y se estabilizan y se convierten en algo permanente , eso es bueno», apuntan desde las regiones. «Pero eso no es nada confederal, es estar más pegados al terreno». «Cada territorio de España es distinto», insiste un presidente autonómico, partidario de que el PP tenga acento propio en cada comunidad . «Hay un avance en ese sentido, pero siempre bajo el paraguas común del partido». Lo de tener ‘acento propio’ ya lo propuso Alfonso Alonso para el PP vasco, y acabó fuera de la dirección regional del partido, bajo el mandato de Casado y García Egea .

Los barones reclaman así más peso e influencia, pero sin adentrarse en el espinoso debate del federalismo. En el Congreso de los Diputados, los populares hablan con menos tapujos y alertan, de forma mayoritaria, de los riesgos que tendría instaurar en la práctica un modelo confederal, aunque no se use ese término. «En el modelo confederal hay más una asociación de partidos, con cuotas territoriales en los órganos internos. Ese modelo ha sido del PSOE, no del PP», advierten fuentes parlamentarias. «Si se impone ese modelo en el PP, habrá un problema porque se puede romper el partido desde el punto de vista programático», avisan. «Si avanzamos hacia un partido confederal, nos equivocaremos» , aseguran portavoces parlamentarios del PP.

«Claro que hay debate, pero no podemos ser un partido confederal. Necesitamos una dirección nacional fuerte y que las regiones asuman sus responsabilidades en sus territorios. Excederse de eso es problemático porque genera fricciones internas», alertan.